La Lagartija que Quería Ser Cocodrilo
Había una vez una lagartija llamada Lía que vivía en un hermoso lago rodeado de árboles frondosos y flores de todos los colores. Lía era una lagartijita alegre, pero había algo que la hacía sentirse un poco diferente. Todos los días, mientras se asoleaba en una roca, miraba con admiración a los cocodrilos que nadaban en el agua. Sus grandes cuerpos verdes y sus largas colas la fascinaban.
-Un día, Lía decidió que quería ser cocodrilo. "Si fuera un cocodrilo, podría nadar más rápido y tendría muchos amigos", pensó.
Con esta idea en mente, Lía se puso a buscar cómo podía volverse un cocodrilo. Se acercó a su amiga la tortuga, que siempre sabía qué hacer.
"Tortuguita, ¿cómo puedo convertirme en cocodrilo?"- preguntó Lía.
"Bueno, querida, no puedes convertirte en un cocodrilo, pero podrías aprender de ellos. ¡Son muy buenos nadadores!"-
Lía se sintió un poco decepcionada, pero decidió que aprender a nadar como un cocodrilo sería una buena idea. Fue a la orilla del lago y comenzó a practicar. Todos los días, se zambullía y salía, intentando imitar los movimientos de los cocodrilos. Sin embargo, no fuera fácil; siempre terminaba tragada por las risas de los demás animales.
"¡Mirá a Lía, la lagartija nadadora!"- se reían.
Un día, mientras practicaba, un cocodrilo grande llamado Carlos se le acercó.
"Hola, pequeña lagartija, te veo cada día nadando. ¿Te gustaría que te enseñe algunos trucos?"-
Lía estaba sorprendida y emocionada. "¡Claro que sí, Carlos!"-
Carlos le explicó cómo mover la cola y cómo flotar. Lía se sintió inspirada y empezó a aprender con mucha dedicación. Pasaron los días y Lía se volvió una nadadora extraordinaria. Incluso comenzó a hacer acrobacias en el agua.
Pero un día, mientras jugaba, Lía vio a una familia de patitos que se habían alejado mucho de la orilla y comenzaban a tener dificultades en el agua.
"¡Ayuda! ¡Ayuda!"- gritaban desesperados los patitos.
Lía recordaba las enseñanzas de Carlos y rápidamente se lanzó al agua. Con fuertes movimientos de sus patas, nadó hacia ellos.
"¡Siganme! ¡Yo los traeré a la orilla!"-
Con valentía, lideró a los patitos de regreso a un lugar seguro. Todos los animales que se habían estado riendo de ella, ahora la miraban con admiración.
"¡Increíble! No solo nadas bien, sino que también salvaste a esos patitos!"-
Lía, llena de orgullo, se dio cuenta de que no necesitaba ser un cocodrilo para hacer algo grande. Era suficiente con ser ella misma y ser valiente.
El día siguiente, al regresar a su roca favorita, se encontró con Carlos.
"¡Lía, estoy tan orgulloso de ti! ¡Eres más valiente que muchos cocodrilos!"-
"Gracias, Carlos. Aprendí que ser una lagartija no es malo. ¡Puedo hacer cosas increíbles!"-
Desde ese día, Lía se convirtió en la mejor nadadora del lago y siempre estaba dispuesta a ayudar a sus amigos en apuros. Lía entendió que su verdadera fuerza estaba en su personalidad y habilidades únicas.
Así, la lagartija que quería ser cocodrilo aprendió que todos tienen su propia grandeza, y que ser uno mismo es lo más importante.
Y todos en el lago vivieron felices, sabiendo que la verdadera amistad y la valentía vienen en todas las formas y tamaños.
FIN.