La lámpara de la felicidad



Había una vez una chica llamada Sofía que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Un día, mientras caminaba por el bosque, encontró una lâmpada mágica brillante y polvorienta.

Sofía frotó la lâmpara con fuerza y para su sorpresa, apareció un poderoso genio. "Gracias por liberarme," dijo el genio. "Como recompensa, te concederé tres deseos. "Sofía estaba emocionada y pensó cuidadosamente en lo que quería pedir.

"Mi primer deseo es tener todo el dinero del mundo", dijo ella. El genio asintió y de repente, Sofía se encontró nadando en monedas de oro hasta que no podía moverse. "¿Qué hice mal?" preguntó Sofía al genio.

"Tener todo el dinero del mundo puede parecer atractivo, pero no te hace feliz", respondió el genio sabiamente. "Intenta pensar en algo más importante". Después de reflexionar sobre lo que había dicho el genio, Sofía decidió hacer su segundo deseo: "Quiero tener la habilidad de ayudar a otras personas".

En ese momento, su cuerpo empezó a brillar con una luz cálida y reconfortante. De repente se sintió más fuerte y capaz de hacer cosas increíbles.

"Ahora estás equipada para hacer un cambio positivo en tu comunidad", dijo el genio orgulloso. Emocionada por sus nuevos poderes, Sofía decidió usarlos para ayudar a los habitantes del pueblo. Ayudaba a las personas mayores con sus compras diarias o les ofrecia compañía si se sentían solos.

También ayudaba a los niños con sus tareas escolares y organizaba eventos para recaudar fondos para la escuela. Un día, mientras caminaba por el bosque, Sofía encontró nuevamente al genio y le dijo: "Tengo un último deseo".

"¿Cuál es tu último deseo?" preguntó el genio. "Solo quiero que mi pueblo sea feliz", respondió Sofía con una sonrisa. El genio asintió y de repente, todo el pueblo comenzó a brillar con una luz hermosa.

La gente estaba riendo, cantando y bailando juntos en la calle. Había una sensación de felicidad en el aire que nunca antes había sentido. Desde ese día en adelante, Sofía continuó haciendo lo que podía para hacer feliz a su comunidad.

Y aunque no tenía todo el dinero del mundo, se sentía rica porque había encontrado algo más valioso: la alegría de ayudar a otros.

FIN.

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