La lámpara mágica de Mateo
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un niño llamado Mateo. Mateo era un niño muy curioso y siempre estaba buscando aventuras emocionantes.
Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su casa, encontró una antigua lámpara mágica. Sin pensarlo dos veces, frotó la lámpara y de repente apareció un genio. "¡Hola Mateo! Soy el Genio Mágico y estoy aquí para concederte tres deseos", dijo el genio con una sonrisa.
Mateo estaba emocionado y pensó cuidadosamente en sus deseos. "Deseo tener inteligencia para poder aprender muchas cosas nuevas", dijo Mateo con confianza. El genio asintió y en ese momento, el conocimiento comenzó a fluir por la mente de Mateo.
Se convirtió en el estudiante más brillante de su escuela y siempre estaba ansioso por aprender algo nuevo cada día.
Después de unos días, mientras paseaba por el mercado del pueblo, vio a una pandilla de matones molestando a un niño más pequeño que ellos. Sin dudarlo, Mateo intervino y defendió al niño valientemente. Los matones se quedaron impresionados por la valentía de Mateo y se marcharon rápidamente.
El niño al que había salvado se llamaba Lucas y resultó ser muy inteligente también. Desde aquel día, Lucas se convirtió en el mejor amigo de Mateo. Juntos formaron un equipo imparable lleno de inteligencia y valentía.
Un día, mientras exploraban nuevamente el bosque cerca del pueblo, encontraron una cueva secreta escondida detrás de un árbol gigante. Decidieron entrar y lo que encontraron dentro los dejó sin palabras. Había un dragón dormido en medio de la cueva.
Mateo y Lucas sabían que debían hacer algo para proteger a su pueblo del peligro potencial del dragón, pero no tenían idea de cómo hacerlo. Fue entonces cuando Mateo recordó su tercer deseo: "Deseo tener magia para poder enfrentar cualquier desafío", dijo con determinación.
De repente, una luz brillante envolvió a Mateo y Lucas. Ahora eran capaces de lanzar hechizos mágicos y controlar el elemento del fuego. Con su nueva magia, Mateo y Lucas se acercaron al dragón pacíficamente e intentaron comunicarse con él.
Descubrieron que el dragón solo quería proteger su guarida y no tenía intención de lastimar a nadie en el pueblo. Mateo propuso construir una nueva guarida para el dragón lejos del pueblo, donde pudiera vivir en paz.
Con la inteligencia de Mateo, la valentía de Lucas y la magia que poseían, lograron convencer al dragón para que aceptara su oferta. Juntos trabajaron arduamente durante días construyendo una hermosa guarida para el dragón en las montañas cercanas.
El pueblo entero celebró la amistad entre los niños y el dragón, reconociendo sus habilidades especiales. Desde aquel día, Villa Esperanza prosperó gracias a las enseñanzas e inteligencia de Mateo, mientras que Lucas demostraba constantemente valentía al ayudar a otros en situaciones difíciles.
El dragón se convirtió en el guardián del pueblo y todos vivieron en armonía. La historia de Mateo, Lucas y el dragón se convirtió en una leyenda que se contaba a los niños de Villa Esperanza.
Les enseñaba la importancia de la inteligencia, la valentía y cómo usar sus habilidades especiales para ayudar a los demás. Y así, Mateo, Lucas y el dragón vivieron felices para siempre, demostrando que con magia, inteligencia y valentía, cualquier desafío puede ser superado.
FIN.