La Lección de Altura de Toby
Era un hermoso día soleado en el parque, donde jugaban muchos perros. Entre ellos estaban Toby, un perrito travieso de pelaje dorado, y su mejor amiga, Olivia, una pequeña perrita de manchas blancas y negras.
Toby, lleno de energía, miraba la gran rama de un árbol centenario que se alzaba hacia el cielo. "-¡Mirá, Olivia! ¡Quiero subirme a esa rama!" dijo Toby emocionado.
Olivia lo miró con preocupación y respondió: "-Toby, ¡eso suena peligroso! Mejor juguemos a la pelota."
Pero Toby no escuchó. Saltó y corrió hacia el árbol. Con sus pequeñas patas, se impulsó y logró subirse a la primera rama. "-¡Miren, miren! ¡Estoy volando!" exclamó Toby mientras balanceaba la cola de un lado a otro.
En un instante, la rama se rompió y Toby cayó al suelo. "-¡Ay!" gritó. Se había lastimado la pata. Lloraba y aullaba de dolor.
Olivia, al escuchar los gritos de su amigo, corrió hacia el árbol. Al verlo en el suelo, con una pata herida, su corazón se llenó de temor. "-¡Toby! ¿Qué te pasó?" preguntó angustiada.
"-Me caí del árbol, Olivia. ¡Me duele mucho!" sollozó Toby. Olivia lo abrazó suave, intentando calmarlo.
"-Tranquilo, Toby. Voy a ayudarte. Primero, tenemos que asegurarnos de que no esté roto. Ven, vamos a casa. Yo me encargaré de curarte" dijo Olivia decidida.
Con mucho cuidado, Olivia llevó a Toby de regreso a su casa. Una vez allí, sacó un botiquín de primeros auxilios que su dueña le había enseñado a usar. "-Vamos a limpiar tu herida primero. No te muevas, así será más fácil", le indicó mientras lo examinaba.
Esos momentos en los que Olivia cuidaba de Toby fueron de mucha ternura. Después de curar la herida, le dijo: "-Toby, esto es una lección. Subirse a los árboles puede ser divertido, pero también es muy peligroso. Prometeme que no volverás a hacerlo."
"-Lo prometo, Olivia. No volveré a treparme tan alto", respondió Toby con la voz un poco más calmada.
Días pasaron y la pata de Toby sanó poco a poco. Sin embargo, cada vez que miraba hacia el árbol, recordaba lo que había pasado. Un día, mientras jugaban en el parque, vio a otros perritos subiendo a ramas.
Toby, intentando ser valiente, le comentó a Olivia: "-Mirá, ellos sí pueden..."
Pero Olivia lo interrumpió: "-Toby, cada perrito tiene diferentes habilidades, y eso no significa que tú debas copiar lo que ellos hacen. Siempre es mejor jugar seguro. Recuerda la última vez."
Toby bajó la cabeza y dijo: "-Tenés razón, Olivia. ¡Quiero ser un perrito feliz y sano! Vamos a jugar a la pelota mejor. Te prometo que nunca más me subiré a un árbol."
Desde ese día, Toby se volvió muy cuidadoso. Aprendió que la diversión no siempre está en hacer cosas arriesgadas. Jugar a la pelota, correr por la playa y hacer nuevos amigos se volvió su forma favorita de disfrutar del parque.
Un año después, en el mismo parque, Toby y Olivia hacían un picnic con otros perritos. Mientras disfrutaban juntos, Toby miró atónito al árbol. "-Miren, ¡ese perrito se subió tan alto!" exclamó admirado.
"-Sí, pero parece que está seguro. ¡Eso es lo importante!" dijo Olivia con una sonrisa.
Y así, Toby nunca olvidó la lección aprendida aquel día. La amistad, la seguridad y un poco de prudencia valen más que cualquier aventura arriesgada. Y juntos, disfrutaron de muchas más travesuras, siempre cuidándose uno al otro.
Fin.
FIN.