La lección de Argón


Clorito y Clorita eran dos elementos muy cercanos en la tabla periódica. Vivían en un pequeño laboratorio donde pasaban sus días buscando la forma de obtener más electrones para sí mismos.

Un día, mientras paseaban por el reino de los elementos, se encontraron con un noble gas llamado Argón. Argón era conocido por ser generoso y compartir sus electrones con aquellos que lo necesitaban. "¡Hola, queridos amigos! ¿Cómo están hoy?", saludó Argón con amabilidad.

Clorito y Clorita intercambiaron miradas codiciosas. Sabían que si lograban convencer a Argón de compartir sus electrones con ellos, podrían volverse aún más poderosos.

"¡Hola, Argón! Estamos bien, pero podríamos estar mejor si nos regalas algunos de tus electrones", dijo Clorito con una sonrisa falsa. Argón los miró con sorpresa. Sabía que Clorito y Clorita tenían fama de ser egoístas, pero no esperaba que fueran tan descarados.

"Lo siento, amigos míos, pero mis electrones son parte de mí y no puedo dárselos a ustedes", respondió Argón con firmeza. Clorito y Clorita se enfurecieron al escuchar esto. No estaban acostumbrados a que les negaran algo que deseaban.

Decidieron entonces idear un plan para robarle los electrones a Argón mientras este dormía. Durante la noche, cuando todos en el laboratorio estaban dormidos, Clorito y Clorita se acercaron sigilosamente a donde descansaba Argón. Con cuidado, intentaron quitarle algunos electrones sin despertarlo.

Pero lo que no sabían era que el resto de los elementos del laboratorio estaban observando la escena en silencio. Habían decidido darle una lección a Clorito y Clorita sobre la importancia de ser generosos y colaborativos en lugar de egoístas.

De repente, justo cuando estaban a punto de robar los electrones de Argón, todos los demás elementos del laboratorio comenzaron a brillar intensamente.

Una energía cálida envolvió el lugar mientras una voz misteriosa resonaba en todo el reino:"Queridos elementos del laboratorio, recuerden que la verdadera fuerza radica en trabajar juntos y apoyarse mutuamente. No hay espacio para la codicia ni el egoísmo en este reino". Clorito y Clorita sintieron vergüenza al darse cuenta del error que habían cometido.

Se disculparon con Argón y prometieron cambiar su actitud hacia los demás elementos. Desde ese día, Clorito y Clorita aprendieron a valorar la importancia de compartir y colaborar con los demás elementos del laboratorio.

Descubrieron que juntos podían lograr mucho más de lo que imaginaban cuando trabajaban por separado. Y así, gracias a esta lección inolvidable, el reino de los elementos vivió en armonía y cooperación para siempre jamás.

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