La lección de Astro



Astro, el perrito presumido, caminaba por el pueblo con la cabeza en alto y la cola ondeando como una bandera. Siempre que veía a los animales del bosque, les lanzaba miradas de desdén y se burlaba de ellos.

Los conejos, zorros y pájaros suspiraban tristemente al ver cómo Astro los menospreciaba. Un día soleado, mientras Astro paseaba por el bosque, vio a un pequeño conejito tratando de alcanzar unas frutas en lo alto de un árbol.

El conejito saltaba sin éxito una y otra vez. Astro se acercó con una sonrisa burlona en su rostro y dijo: "¿Qué crees que estás haciendo? ¡Los conejos no pueden trepar árboles! Deja eso para los verdaderos animales".

El conejito bajó la cabeza avergonzado y se alejó tristemente. Astro continuó su camino sintiéndose muy satisfecho consigo mismo. Pero pronto, algo extraño comenzó a suceder; cada vez que intentaba atrapar una pelota o mostrar sus habilidades, algo salía mal.

Tropezaba con piedras invisibles o las pelotas rebotaban lejos de él. Confundido y frustrado, Astro decidió regresar al bosque para relajarse. Allí se encontró con un viejo búho sabio que lo observaba con calma desde una rama alta.

Astro se acercó humildemente y le preguntó: "Señor Búho, ¿por qué todo me sale mal últimamente? Antes era el mejor en todo".

El búho lo miró fijamente con sus grandes ojos sabios y respondió: "Astro, has estado actuando de manera arrogante y cruel hacia los demás habitantes del bosque. La verdadera grandeza no radica en menospreciar a los demás, sino en ser amable y respetuoso".

Astro reflexionó sobre las palabras del búho y sintió remordimiento por su comportamiento pasado. Decidió disculparse con todos los animales del bosque por su actitud arrogante e invitarlos a jugar juntos en el prado verde.

Los animalitos aceptaron la disculpa de Astro e incluso le enseñaron algunos juegos divertidos que él desconocía. Desde ese día en adelante, Astro aprendió a valorar la diversidad de talentos entre todos los habitantes del pueblo.

Y así, gracias a la lección aprendida, Astro se convirtió en un perrito mucho más feliz y querido por todos. A partir de entonces, compartía sus habilidades para atrapar pelotas no para impresionar a los demás sino para disfrutar junto a sus nuevos amigos del bosque.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!