La Lección de Daniel
Había una vez en un colegio de Buenos Aires, un niño llamado Daniel que se creía el rey del patio. Era el más rápido en los juegos y tenía un montón de amigos. Pero había algo que no estaba bien en su corazón. Daniel se burlaba de Renata, una niña con trenzas y gafas grandes, que siempre estaba leyendo libros en un rincón.
Durante el recreo, Renata intentaba ignorarlo, pero los comentarios de Daniel la herían.
"¡Mirá esa cara! ¡Parece que viene de otro planeta!" decía Daniel riendo, mientras sus amigos se unían en la risa.
Un día, mientras todos jugaban a la pelota, una de las amigas de Renata, que se llamaba Sofía, decidió que ya era suficiente.
"¡Basta, Daniel! ¡No es gracioso!" exclamó Sofía, enfrentándose al bullying.
"¿Por qué deberíamos dejarla en paz? Ella es la que parece un pato con esas trenzas." respondió Daniel con una sonrisa burlona.
Sofía se arriesgó y tuvo una idea. En lugar de dejar que Daniel la molestara, se quedó observando. Cuando vio que él estaba desatento, decidió mostrarle a todos el verdadero lado de Daniel.
"¿Sabían que Daniel tiene miedo de las arañas?" dijo Sofía en voz alta, mientras todos se acercaban a escuchar.
Los chicos comenzaron a murmurar. Sofía continuó:
"Un día lo vi correr y gritar como loco porque una araña le apareció cerca. ¡Ja! ¡Puro valentón!"
Los niños empezaron a reírse, esta vez no de Renata, sino de Daniel. De repente, toda la burla que él había hecho durante tanto tiempo comenzó a volverse en su contra. Daniel, al darse cuenta de lo que estaba sucediendo, se sintió enojado y vulnerable.
"¡Esto no es justo! No se burlen de mí!" gritó, sus mejillas ardían de vergüenza.
Aquel grito hizo que todos se quedaran en silencio, y Renata, por fin sintió que la balanza se equilibraba. Estaba nerviosa, pero entendió lo que estaba pasando. Se armó de valor y le dijo a Daniel:
"No me gusta que te rías de mí, Daniel. Todos tenemos cosas que nos hacen únicos. Nunca pensé que tuvieras miedo a algo."
Daniel, que siempre había escondido sus propios miedos detrás de las burlas, se sintió expuesto por primera vez. Miró a Renata y a todos los que lo rodeaban, y en lugar de seguir defendiéndose, se dio cuenta de que había hecho mucho daño.
"Lo siento, Renata. Ahora entiendo lo que se siente estar en el otro lado. A veces me reía porque no sabía cómo ser amigo."
Con una voz más suave, Renata respondió:
"Todos podemos cambiar, Daniel. Lo importante es aprender de nuestros errores y ser mejores amigas.”
Desde ese día, Daniel se convirtió en alguien diferente. Comenzó a hablar con Renata y se dieron cuenta de que compartían muchas cosas en común. Juntos, se unieron para crear un club de lectura donde todos podían sentirse bienvenidos y sin miedo al juicio.
Los días de bullying quedaron atrás y, poco a poco, todos aprendieron que la amistad se construye desde el respeto y la comprensión. Daniel nunca olvidó cómo se sintió aquel día, y siempre recordó hablar con amabilidad. Renata, por su parte, se sintió más fuerte y más segura de sí misma. Juntos demostraron que incluso aquellos que hacen daño pueden cambiar con un poco de comprensión y la valentía de enfrentar sus propios miedos.
Así, en el colegio, se vivió un nuevo clima. El patio volvió a llenarse de juegos y risas, donde la amistad siempre ganó sobre la burla.
FIN.