La lección de Don Antonio en Villa Alegre


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, un niño travieso y mañoso llamado Jesús. Desde muy temprana edad, Jesús siempre estaba metido en problemas.

Le encantaba hacer travesuras y gastar bromas a sus amigos y vecinos. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos Juan y Marta, Jesús decidió esconderles las meriendas que habían traído de casa.

Juan y Marta buscaban por todas partes sin éxito, hasta que finalmente Jesús no pudo contener la risa y les reveló dónde estaban escondidas. "¡Jesús! ¡Eres muy malo! No puedes seguir haciendo estas cosas!" -exclamó Marta con cara de enfado. Pero Jesús solo se reía a carcajadas.

Sin embargo, esa misma tarde algo inesperado sucedió. Mientras intentaba gastarle una broma al anciano Don Antonio, este lo detuvo suavemente y le dijo:"Jesús, sé que te diviertes haciendo travesuras, pero lastimar los sentimientos de los demás no está bien.

Debes aprender a ser amable y considerado con los demás. "Las palabras de Don Antonio resonaron en la mente de Jesús esa noche. Se dio cuenta de que sus acciones podían lastimar a las personas que más quería.

Decidió entonces cambiar su actitud y buscar maneras positivas de divertirse sin hacer daño a nadie.

Al día siguiente, cuando Juan y Marta llegaron al parque para jugar nuevamente, se sorprendieron al ver a Jesús preparando una sorpresa para ellos: había organizado una búsqueda del tesoro con premios divertidos escondidos por todo el parque. "¡Wow! ¡Esto es genial!" -exclamó Juan emocionado. "Gracias Jesús, nunca imaginamos que harías algo tan lindo" -agregó Marta con una sonrisa.

Desde ese día, Jesús se convirtió en el líder de la diversión en Villa Alegre. Organizaba juegos creativos e inclusivos para todos los niños del pueblo, demostrando que podía ser travieso pero también amable y generoso.

Con el tiempo, Jesús se ganó el cariño y respeto de todos gracias a su cambio positivo. Aprendió que la verdadera diversión radica en compartir momentos especiales con quienes nos rodean y hacerlos felices sin lastimarlos.

Y así fue como el niño travieso y mañoso llamado Jesús descubrió el verdadero significado de la amistad y la bondad en Villa Alegre.

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