La lección de humildad
Había una vez un gato llamado Tomás, que vivía en un pequeño pueblo junto a sus amigos animales. Tomás era conocido por ser el gato más presumido de todo el lugar.
Siempre se pavoneaba por las calles mostrando su hermoso pelaje y su elegante caminar. Un día, mientras paseaba por el mercado del pueblo, escuchó un rumor sobre la llegada de un nuevo animal al vecindario.
Todos hablaban maravillas de este visitante misterioso y decían que era realmente especial. Tomás no pudo resistir la curiosidad y decidió ir a conocerlo. Cuando llegó al lugar donde se encontraba el nuevo animal, quedó sorprendido al ver que era una tortuga llamada Tito.
"¡Hola! Soy Tito", dijo la tortuga con una sonrisa amigable en su rostro arrugado. "¡Mucho gusto! Soy Tomás, el gato presumido", respondió Tomás con altivez. Tito notó inmediatamente la actitud arrogante de Tomás y decidió enseñarle una lección importante.
"Tomás, ¿alguna vez te has preguntado qué es lo más valioso en esta vida?", preguntó Tito con calma. Tomás se encogió de hombros y respondió: "Supongo que mi hermoso pelaje". Tito rió suavemente y dijo: "No, querido amigo.
Lo más valioso en esta vida es tener buenos amigos". Tomás frunció el ceño sin entender muy bien lo que Tito quería decir. Pero antes de poder responder, Tito continuó:"Voy a proponerte un desafío, Tomás.
Te desafío a que encuentres un amigo verdadero en este pueblo y que demuestres que puedes ser humilde y amable". Tomás aceptó el desafío sin pensarlo dos veces. Estaba seguro de que no le tomaría mucho tiempo encontrar a alguien dispuesto a ser su amigo.
Durante los siguientes días, Tomás se acercó a todos los animales del pueblo intentando hacer amigos. Pero su actitud arrogante y presumida hacía que nadie quisiera acercarse a él. "No te preocupes, Tomás", dijo Tito compasivamente.
"A veces, para encontrar amigos verdaderos, debemos cambiar nuestra forma de ser". Tomás reflexionó sobre las palabras de Tito y decidió seguir su consejo. Comenzó a mostrarse más amable y considerado con los demás animales.
Se disculpaba cuando cometía errores y aprendió a escuchar atentamente lo que los demás tenían para decir. Poco a poco, Tomás comenzó a notar cambios en sus relaciones con los demás animales del pueblo.
La gente empezaba a sonreírle e incluso algunos estaban dispuestos a pasar tiempo con él. Finalmente, después de mucho esfuerzo y paciencia, Tomás encontró un amigo verdadero en una pequeña ratoncita llamada Martina. "Gracias por enseñarme el valor de la humildad y la amistad verdadera", le dijo Tomás emocionado mientras abrazaba cariñosamente a Tito.
Tito sonrió orgulloso y respondió: "Recuerda siempre, querido amigo: la belleza exterior puede llamar la atención, pero es tu corazón bondadoso lo que te hará tener amigos de verdad".
Y así, Tomás aprendió una valiosa lección sobre la importancia de ser humilde y amable. Desde aquel día, el gato presumido se convirtió en un gato amigable y generoso que siempre valoraba a sus amigos por encima de todo. Y vivieron felices para siempre, rodeados de amor y amistad.
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FIN.