La lección de José


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado José. José era conocido por ser muy desobediente y siempre hacer lo contrario de lo que le decían sus padres y maestros.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, su mamá lo llamó desde la ventana de la casa:- ¡José, ven a almorzar! Es hora de comer.

Pero José, en lugar de ir corriendo como siempre, decidió quedarse un rato más jugando en el parque. Sus amigos lo miraron sorprendidos y le dijeron:- ¿No vas a ir a almorzar? Tu mamá te está esperando. José se encogió de hombros y contestó:- No tengo hambre todavía. Me quedaré un ratito más.

Sus amigos se encogieron de hombros y siguieron jugando sin él. Pasaron las horas y cuando finalmente José decidió regresar a casa, se dio cuenta de que ya era tarde. Su mamá estaba preocupada y triste por su desobediencia.

- José, te estuve esperando para almorzar hace mucho tiempo. ¿Por qué no viniste cuando te llamé? José bajó la cabeza avergonzado y pidió disculpas a su mamá.

Esa noche, mientras cenaban en familia, sus padres le explicaron lo importante que era ser responsable y obedecer las órdenes de los adultos. A partir de ese día, José comenzó a esforzarse por ser más obediente y responsable.

Ayudaba en casa sin quejarse, hacía sus tareas escolares sin protestar y siempre llegaba puntual a todas partes. Con el tiempo, José se convirtió en un ejemplo para los demás niños del pueblo.

Su cambio positivo inspiró a otros a seguir su camino y demostró que con esfuerzo y determinación se podía mejorar como persona. Y así, gracias a su voluntad de cambiar para mejor, José aprendió una valiosa lección que llevaría consigo para siempre: la importancia de la obediencia y responsabilidad en la vida cotidiana.

Y vivieron felices para siempre.

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