La lección de la amabilidad



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Luli. Luli era una niña muy inteligente y divertida, pero tenía un problema: no sabía comportarse con amabilidad en casa.

Siempre se quejaba, gritaba a sus padres y hermanos, y nunca decía "por favor" o —"gracias" . Sus padres intentaban enseñarle buenos modales, pero parecía que nada funcionaba. Un día, mientras Luli jugaba en el parque del pueblo, conoció a una hada madrina llamada Aurora.

Aurora era muy sabia y notó al instante el comportamiento grosero de Luli. "¿Qué te sucede, querida Luli? Veo que tienes un corazón bueno, pero tus palabras y acciones no reflejan eso", dijo Aurora con ternura.

Luli se ruborizó al darse cuenta de cómo se estaba comportando. Le contó a Aurora sobre su dificultad para ser amable en casa. "Entiendo tu situación, Luli.

Pero recuerda que la amabilidad es como una semilla: si la cuidas y la alimentas todos los días, crecerá fuerte y hermosa", explicó Aurora. Luli asintió con determinación. Decidió seguir los consejos de Aurora y practicar la amabilidad en todo momento.

Comenzó a decir "por favor" y —"gracias"  a su familia, ayudaba con las tareas del hogar sin quejarse e incluso compartía sus juguetes con su hermanito menor. Con el tiempo, Luli notó un cambio maravilloso en su vida familiar.

Sus padres estaban felices de verla tan atenta y considerada, sus hermanos disfrutaban pasar tiempo con ella sin discutir constantemente. La atmósfera en casa se volvió más cálida y armoniosa gracias a los nuevos modales de Luli. Una tarde, mientras paseaba por el parque nuevamente, se encontró con Aurora.

"¡Hola querida Luli! Veo un brillo especial en tus ojos hoy", comentó Aurora sonriente. Luli le contó emocionada sobre cómo había cambiado gracias a la amabilidad que había cultivado en su corazón. "Estoy muy orgullosa de ti, querida Luli.

Recuerda siempre que ser amable no solo hace feliz a quienes te rodean sino también a ti mismo", expresó Aurora con cariño antes de desaparecer entre destellos brillantes.

Desde ese día, Luli siguió siendo una niña inteligente y divertida; pero ahora también era conocida por su gran corazón lleno de amabilidad hacia los demás. Y así vivió feliz para siempre junto a su familia en aquel pequeño pueblo argentino donde aprendió el valor de ser amable cada día.

FIN.

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