La lección de la amistad



Había una vez dos amigos llamados Mariela y Esteban, que eran inseparables. Les encantaba pasar tiempo juntos jugando y divirtiéndose en el parque de su ciudad.

Un día, mientras jugaban al fútbol, decidieron hacer una competencia para ver quién era el mejor. Mariela siempre había sido muy competitiva y estaba convencida de que ganar era lo más importante.

Por otro lado, Esteban tenía una mentalidad diferente; para él, lo importante no era ganar sino disfrutar del juego y divertirse con sus amigos. La competencia comenzó y ambos se esforzaron al máximo. Mariela estaba decidida a ganar a toda costa, incluso si eso significaba pisotear los sentimientos de los demás.

A medida que avanzaba el partido, ella se volvía cada vez más agresiva y desconsiderada con sus compañeros de equipo. Esteban, por otro lado, seguía disfrutando del juego sin importarle tanto el resultado final.

Él animaba a todos los jugadores por igual y siempre trataba de ayudar a aquellos que estaban teniendo dificultades. Finalmente, llegó el momento decisivo del partido. El marcador estaba empatado y solo quedaban unos minutos por jugar.

Mariela tenía la oportunidad perfecta para marcar un gol y llevar a su equipo hacia la victoria. Pero en lugar de intentarlo ella misma, decidió pasársela a uno de sus compañeros más débiles.

El compañero intentó disparar pero falló miserablemente debido a la presión que sentía al estar frente al arco rival. El partido terminó en empate y ambos equipos se reunieron en el centro del campo para felicitarse mutuamente por el gran esfuerzo que habían hecho. Mariela estaba furiosa y frustrada por no haber ganado.

Se sentía traicionada por su compañero de equipo y culpaba a todos los demás por no haber alcanzado la victoria. Esteban, en cambio, se acercó a su amiga con una sonrisa en el rostro.

"Mariela, entiendo que estés decepcionada, pero recuerda que lo más importante es divertirse y jugar limpio. No todo se trata de ganar o perder. "Mariela miró a Esteban con incredulidad. Ella no entendía cómo alguien podía estar feliz después de no haber ganado.

"Estoy cansada de siempre perder", dijo Mariela con tristeza. Esteban le puso una mano en el hombro y le dijo:"Mariela, la vida está llena de victorias y derrotas. Pero lo importante es cómo reaccionamos ante ellas.

Aprender a ser empático y considerado con los demás es mucho más valioso que cualquier trofeo. "Las palabras de Esteban hicieron reflexionar a Mariela. Poco a poco comenzó a comprender que había estado enfocándose demasiado en ganar sin importarle las consecuencias para los demás.

A partir de ese día, Mariela decidió cambiar su actitud hacia la competencia. Comenzó a valorar más la diversión y el trabajo en equipo sobre el resultado final.

Descubrió que cuando jugaba con empatía y respeto hacia sus compañeros, todos disfrutaban mucho más del juego, independientemente del resultado. Desde entonces, Mariela se convirtió en una mejor amiga y jugadora.

Aprendió que ganar no siempre significa ser el mejor, sino saber disfrutar y aprender de cada experiencia, tanto las victorias como las derrotas. Y así, Mariela y Esteban continuaron siendo amigos inseparables, compartiendo risas y aventuras en el parque.

Juntos aprendieron que la verdadera victoria se encuentra en la amistad y en la capacidad de valorar a los demás más allá de los resultados.

FIN.

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