La lección de la ardilla mentirosa
Había una vez en un hermoso bosque, una ardilla saltarina llamada Lola. A Lola le encantaba saltar y jugar en los árboles, pero detestaba ir a la escuela. Siempre encontraba excusas para no asistir y pasar el día holgazaneando.
Un día, con el sol radiante en el cielo, Lola se despertó y miró a través de la ventana. Sabía que era hora de ir a la escuela, pero no quería moverse de su cómoda cama.
Entonces, se le ocurrió una idea: fingir una dolencia. Bajó corriendo a la cocina donde estaba su padre. "Papá, me duele mucho la barriga. No puedo ir a la escuela hoy", dijo Lola con voz temblorosa.
Su padre, preocupado, le preguntó qué le pasaba, pero en su mente, sospechaba que algo no estaba bien. "¿Estás segura de que no es otra de tus mentiras, Lola?", preguntó su padre con tono serio. Lola respondió rápidamente: "¡No, papá! De verdad me duele mucho".
Al ver la determinación en los ojos de su hija, su padre decidió quedarse en casa para cuidarla. Durante el día, Lola siguió fingiendo dolor, pero a medida que pasaban las horas, se dio cuenta de que realmente no se sentía bien.
Su padre, preocupado, decidió llevarla al médico. Después de un examen, el doctor le informó a Lola y a su papá que ella tenía una pequeña infección estomacal.
Lola se sintió terrible al darse cuenta de que su mentira había resultado en una situación real de enfermedad. De regreso a casa, su padre le explicó con calma que mentir no solo lastima a los demás, sino que también puede lastimarnos a nosotros mismos.
"A partir de ahora, Lola, prométeme que serás honesta y enfrentarás tus responsabilidades sin buscar excusas", dijo él. Lola asintió con la cabeza y se comprometió a cambiar su actitud. Al día siguiente, se presentó a la escuela con una nueva determinación.
Desde entonces, Lola dejó de mentir y descubrió que enfrentar la vida con honestidad y valentía era mucho más gratificante que esconderse detrás de mentiras.
Y así, la ardilla saltarina aprendió una valiosa lección y disfrutó cada día de juego y aprendizaje en la escuela, sabiendo que ser honesta la hacía sentirse mucho mejor consigo misma.
FIN.