La Lección de la Empatía
Había una vez un temible dragón gris llamado Dragor, que vivía en lo alto de la Montaña del Miedo.
Dragor era conocido por aterrar a los habitantes del Reino de la Luz con su aliento de fuego y su mirada feroz. Pero lo que nadie sabía era que Dragor actuaba de esa manera porque se sentía solo y temía ser rechazado. Mientras tanto, en el Reino de la Luz, vivían tres valientes caballeros: Elena, Martín y Diego.
Ellos habían escuchado acerca de Dragor y decidieron emprender una aventura para enfrentarlo y proteger a su pueblo. "¡Vamos a derrotar al malvado Dragor y salvar a nuestro reino!" exclamó Martín con entusiasmo.
Los tres caballeros se armaron de valor y se dirigieron a la Montaña del Miedo. Al llegar, se encontraron con Dragor, quien se preparaba para lanzar fuego. Pero en lugar de atacarlo, los caballeros comenzaron a hablar con él, tratando de entender por qué actuaba de esa manera.
A medida que conversaban, Dragor les contó sobre su soledad y miedo al rechazo. Los caballeros, conmovidos por la historia del dragón, decidieron ayudarlo en lugar de combatirlo. Juntos, trabajaron para hacer que Dragor se sintiera aceptado y querido.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de los caballeros, la tranquilidad no duró mucho. Un día, una banda de saqueadores invadió el Reino de la Luz. A pesar de su pasado, Dragor se unió a los caballeros para enfrentar la amenaza.
Lucharon valientemente, pero al final, perdieron la batalla. El Reino de la Luz quedó devastado.
En medio de la destrucción, Dragor reflexionó sobre su cambio de actitud y se dio cuenta de que, a pesar de sus esfuerzos, no había logrado evitar el sufrimiento. Los caballeros, aunque tristes por la derrota, reconocieron el esfuerzo de Dragor por cambiar. Juntos, comprendieron que la verdadera lección era la necesidad de empatía, comprensión y valentía para luchar contra la adversidad, sin importar el resultado.
Aunque la historia terminó de manera triste y amarga, dejó una lección profunda en el corazón de todos los involucrados.
FIN.