La lección de la granja


En una pequeña granja en las afueras de un tranquilo pueblo vivía el amable Granjero Juan, quien se encargaba de cuidar a sus animales: la oveja Lola, el gallo Manolo, el gato Tomás y el toro Ramón.

A pesar de ser muy queridos por Juan, los animales empezaron a comportarse de manera desobediente. Un día, al intentar que la oveja Lola regresara al corral al anochecer, esta se negó rotundamente y salió corriendo por los campos.

El gallo Manolo no quiso despertar temprano para cantarle a Juan como solía hacer todas las mañanas. El gato Tomás decidió ignorar por completo las órdenes del granjero y pasaba todo el día durmiendo en vez de cazar ratones.

Y el toro Ramón se volvió tan testarudo que ya ni siquiera respondía cuando lo llamaban para alimentarlo.

Preocupado por este comportamiento desobediente de sus animales, Granjero Juan decidió hablar con ellos seriamente:"Lola, Manolo, Tomás y Ramón, ¿qué les pasa? Siempre han sido buenos amigos y han obedecido mis indicaciones. ¿Por qué ahora actúan así?" - preguntó Juan con tristeza en su voz. Los animales se miraron entre sí sintiéndose avergonzados por su actitud rebelde.

Fue entonces cuando la oveja Lola tomó la palabra:"Perdónanos granjero Juan. Creíamos que sabíamos más que tú y por eso decidimos no obedecerte". El gallo Manolo asintió con la cabeza y agregó: "Tienes razón Lola.

Hemos sido egoístas al pensar solo en nosotros mismos sin considerar tus necesidades ni tu autoridad". El gato Tomás levantó una pata en señal de arrepentimiento: "Yo también me equivoqué al no escucharte. Prometemos comportarnos mejor a partir de ahora".

Granjeor Juan sonrió ante las disculpas sinceras de sus amigos animals y les recordó una importante lección: "Es fundamental aprender a obedecer a aquellos que nos cuidan y nos guían, como yo lo hago con ustedes.

La obediencia muestra respeto hacia los demás y fortalece nuestros lazos".

Desde ese día, la oveja Lola regresaba puntualmente al corral al atardecer, el gallo Manolo cantaba cada mañana anunciando un nuevo día, el gato Tomás cazaba ratones diligentemente y el toro Ramón respondía con entusiasmo a las indicaciones del granjero. La granja volvió a ser un lugar lleno de armonía gracias a la lección aprendida por los cuatro amigos animals.

Y Granjero Juan estaba orgulloso de tener unos animales tan especiales que habían comprendido la importancia de obedecer para convivir en paz.

Y así fue como todos juntos disfrutaron nuevamente de hermosos días en la granja aprendiendo que obedecer a quienes nos cuidan es una muestra de amor y gratitud que fortalece los vínculos familiares para siempre.

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