La Lección de la Gratitud
Hace mucho, mucho tiempo, en un lugar mágico llamado el Huerto del Edén, vivían Adán y Eva.
Ellos eran los primeros seres humanos creados por la Madre Naturaleza para cuidar de todas las plantas y animales que habitaban ese maravilloso lugar. Un día soleado, mientras paseaban por el huerto, escucharon una voz suave que los llamaba desde un árbol.
Era una serpiente astuta que les dijo: "¿Han probado alguna vez el fruto del Árbol Prohibido? Es tan delicioso que les dará conocimiento sobre todas las cosas". Adán y Eva se miraron sorprendidos. Sabían que la Madre Naturaleza les había prohibido comer de ese árbol, pero la serpiente había despertado su curiosidad.
Eva, tentada por probar algo nuevo, decidió tomar un fruto y darle a Adán. "¡No deberíamos hacerlo! La Madre Naturaleza nos lo prohibió", dijo Adán preocupado. "Pero imagina todo lo que podríamos aprender", respondió Eva con entusiasmo. Finalmente, decidieron probar el fruto prohibido.
Al primer bocado sintieron una explosión de sabores en sus bocas y una extraña sensación de saber más de lo habitual.
Sin embargo, en ese momento algo cambió en el Huerto del Edén: los colores se volvieron más opacos y los sonidos menos nítidos. Al caer la noche, la Madre Naturaleza recorrió el huerto buscando a Adán y Eva. Cuando los encontró escondiéndose entre los arbustos, supo al instante lo que habían hecho.
"¿Por qué desobedecieron mi única regla?" preguntó con tristeza en sus ojos. Adán y Eva bajaron la cabeza avergonzados y contaron cómo la serpiente los había engañado para probar el fruto prohibido.
La Madre Naturaleza suspiró profundamente antes de explicarles: "El conocimiento verdadero no viene de romper reglas ni desafiar límites impuestos. Deben aprender a apreciar lo que tienen sin buscar más allá de lo necesario". Adán y Eva entendieron su error y pidieron perdón sinceramente.
A partir de ese día prometieron cuidar del Huerto del Edén con amor y gratitud por todo lo que les brindaba.
Y así fue como aprendieron una importante lección: nunca es bueno dejarse llevar por la tentación de buscar respuestas rápidas cuando ya tenemos todo lo necesario para ser felices.
FIN.