La lección de la honestidad



Había una vez en el bosque de la Patagonia, una liebre y una tortuga que decidieron participar en un concurso de canto. La liebre era rápida y presumida, mientras que la tortuga era tranquila y amable. Ambas se prepararon con entusiasmo para la audición. La liebre, sin embargo, no confiaba en su talento y decidió hacer trampa. Durante los ensayos, engañó a la tortuga diciéndole que las canciones que había elegido eran las incorrectas, sabiendo que ella escogería las mejores. La tortuga, confiando en la liebre, cambió su repertorio.

Llegó el día de la audición y la liebre estaba segura de su triunfo. Cuando la tortuga comenzó a cantar con su hermosa voz, la liebre se dio cuenta de lo mal que se sentía por haber engañado a su amiga. El público quedó impresionado por la voz de la tortuga, pero cuando le llegó el turno a la liebre, se paralizó por la culpa. A pesar de haber intentado hacer trampa, la liebre no pudo disfrutar del momento. Al final, la tortuga fue elegida para representar al bosque en el concurso nacional de canto, mientras que la liebre aprendió una lección valiosa.

La liebre se disculpó con la tortuga y le explicó lo que había hecho. La tortuga, comprensiva como siempre, perdonó a la liebre. A partir de ese día, la liebre se comprometió a ser honesta y a apoyar a sus amigos de la manera correcta. La tortuga, por su parte, mantuvo su amabilidad y le recordó a la liebre que la honestidad y la amistad siempre son más importantes que la victoria a cualquier precio. Juntas, la liebre y la tortuga aprendieron que la verdadera satisfacción viene de hacer las cosas bien y ser auténtico consigo mismo y con los demás.

FIN.

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