La lección de la maestra Zorrita


En una lejana ciudad llamada Villa Limpiecito, vivían muchos animalitos felices y contentos. En el bosque cercano, había una escuela donde iban todos los niños animales a aprender y jugar juntos.

En la sala de 4 años, estaba la maestra Zorrita, una zorra muy sabia y cariñosa que enseñaba a sus pequeños alumnos sobre la importancia de cuidar el medio ambiente.

Un día, mientras paseaban por el bosque en busca de hojas para hacer manualidades, los niños notaron algo extraño en el arroyo que cruzaba el lugar. El agua estaba sucia y llena de basura. Los animalitos se sorprendieron al ver cómo algo tan bello como el arroyo ahora lucía tan contaminado.

"¿Qué pasó aquí?", preguntó Curiosito, un conejito muy inquieto. "Creo que alguien ha estado ensuciando nuestro arroyo", respondió la maestra Zorrita con tristeza en su voz.

Los niños estaban preocupados por lo que veían y decidieron investigar quién era responsable de tal desastre. Comenzaron a seguir las huellas dejadas por latitas vacías, bolsas plásticas y otros desperdicios hasta llegar a la cueva del señor Mapache.

"¡Señor Mapache! ¿Usted sabe qué pasó con nuestro arroyo? Está muy sucio", preguntó Valientito, un osito valiente. "Lo siento mucho chicos... fui yo quien tiró basura al agua sin darme cuenta del daño que causaba", respondió avergonzado el señor Mapache.

La maestra Zorrita explicó pacientemente al señor Mapache y a los niños sobre cómo la contaminación afectaba a todos los seres vivos del bosque. Juntos decidieron limpiar el arroyo y prometieron cuidarlo para siempre.

Los días pasaron y gracias al esfuerzo de todos, el arroyo volvió a brillar limpio y cristalino como antes. Los animalitos aprendieron una importante lección sobre la importancia de mantener limpio su hogar y respetar la naturaleza.

Desde ese día en adelante, cada vez que salían de paseo por el bosque, los niños recordaban la historia del arroyo contaminado y se aseguraban de no volver a ensuciarlo nunca más. La maestra Zorrita sonreía orgullosa al ver lo responsables y comprometidos que eran sus pequeños alumnos con el cuidado del medio ambiente.

Y así, Villa Limpiecito siguió siendo un lugar hermoso donde todos vivían en armonía con la naturaleza, gracias al invaluable aprendizaje compartido en esa sala de 4 años.

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