La lección de la sabia abuela



Leticia era una niña muy curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Un día, se topó con la película de Merlina, la pequeña bruja y quedó fascinada por sus habilidades mágicas.

Esa noche, Leticia no podía dejar de pensar en la película y decidió que quería ser como Merlina. Así que, al día siguiente, salió a buscar ingredientes para hacer pociones mágicas.

- ¿Qué estás haciendo? - preguntó su amiga Sofía al verla mezclando cosas extrañas en un caldero. - Estoy haciendo una poción mágica como las que hace Merlina - respondió Leticia emocionada. Sofía frunció el ceño preocupada: "Pero eso es peligroso", dijo. "No deberías jugar con cosas así".

Pero Leticia estaba decidida a seguir adelante con su plan. Sin embargo, cuando bebió la poción mágica, algo extraño comenzó a sucederle... De repente, todo lo que tocaba se convertía en piedra. Se asustó mucho y corrió hacia casa para pedir ayuda a sus padres.

- ¡Mamá! ¡Papá! - gritaba Leticia mientras entraba corriendo por la puerta principal. Sus padres se alarmaron al verla tan asustada y le preguntaron qué había pasado.

- Hice una poción mágica como las de Merlina pero algo salió mal... ahora todo lo que toco se convierte en piedra - explicó llorando. Sus padres intentaron tranquilizarla pero no sabían cómo ayudarla.

Fue en ese momento que apareció la abuela de Leticia, quien era una sabia anciana y conocía mucho sobre plantas y hierbas medicinales. - Déjame ver esa poción - dijo la abuela mientras examinaba el caldero. "Ahí está el problema", señaló. "No usaste las cantidades correctas de los ingredientes".

La abuela preparó una nueva poción siguiendo las instrucciones adecuadas y le dio a Leticia para beber. - Ahora espera un poco y verás que todo volverá a la normalidad - dijo sonriendo. Leticia esperó ansiosamente mientras su familia la rodeaba para apoyarla.

Y, finalmente, después de unos minutos, pudo tocar cosas sin convertirlas en piedra nuevamente. - ¡Funcionó! - exclamó Leticia emocionada mientras abrazaba a su abuela.

Desde ese día en adelante, Leticia aprendió una valiosa lección: no debía jugar con cosas peligrosas como las pociones mágicas sin supervisión adecuada. En lugar de eso, decidió estudiar más sobre plantas medicinales con su abuela y se convirtió en una experta en remedios naturales.

Y así fue como Leticia descubrió que había muchas formas de hacer magia sin necesidad de usar hechizos peligrosos o pociones extrañas.

FIN.

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