La lección de las galletitas
En una soleada mañana de primavera, la señora Marta, una elegante dama con sombrero y guantes blancos, llegó a la estación de tren.
Se sentó en un banco para esperar su tren mientras disfrutaba de unas deliciosas galletitas que había preparado especialmente para el viaje. Mientras saboreaba cada bocado con elegancia, un chico travieso se sentó a su lado.
El chico abrió un libro y comenzó a leer concentrado, pero de reojo observaba las apetitosas galletitas de la señora Marta. De repente, sin previo aviso, el chico extendió sigilosamente su mano y agarró una galletita. La señora Marta lo vio de reojo y frunció el ceño molesta por la osadía del joven.
- ¡Oiga usted! ¿Qué cree que está haciendo? -exclamó la señora Marta con voz firme. El chico se sobresaltó al ser descubierto y balbuceando respondió: "Lo siento mucho señora, es que me dio mucha hambre".
La señora Marta suspiró profundamente antes de decir: "Cometer un robo no es la forma adecuada de saciar el hambre, joven. Pero veo que tienes buen gusto para las galletitas. ¿Te gustaría compartir estas delicias conmigo?"El chico asintió tímidamente y ambos compartieron las galletitas mientras charlaban animadamente.
La señora Marta le contó historias fascinantes sobre sus viajes alrededor del mundo, despertando la curiosidad e imaginación del joven.
Cuando finalmente llegó el tren, el chico se despidió agradecido de la amabilidad de la señora Marta y prometió nunca más tomar algo sin permiso. La dama sonrió con ternura viendo partir al joven con una lección aprendida.
Desde ese día en adelante, cada vez que la señora Marta visitaba la estación de tren, llevaba consigo un paquete extra de galletitas para compartir con aquellos que necesitaban un gesto amable o simplemente una buena conversación. Y así, aquella situación incómoda se transformó en un hermoso encuentro lleno de generosidad y enseñanzas para ambos protagonistas.
Una simple muestra de bondad logró forjar una conexión especial entre dos personas tan distintas pero tan cercanas en ese momento fugaz en la estación de tren.
FIN.