La lección de las mariposas


Martín era un niño muy feliz y juguetón, le encantaba correr por el jardín, saltar en los charcos después de la lluvia y jugar con su pelota.

Pero un día todo cambió cuando llegó a casa un nuevo integrante de la familia: su hermanito Tomás. Tomás era tan chiquito que no podía hacer nada más que dormir y comer. Martín se sentía triste porque no podía jugar con él como lo hacía con sus amigos del barrio.

Intentó mostrarle sus juguetes, pero Tomás solo miraba sin entender. Un día mientras Martín estaba en el jardín pensando qué hacer para entretenerse, vio una mariposa revoloteando cerca de él. Sin pensarlo dos veces fue tras ella intentando atraparla.

La mariposa volaba cada vez más alto hasta que finalmente desapareció entre los árboles del parque cercano. Martín decidió seguir a la mariposa sin darse cuenta de que se había alejado mucho de su casa.

Cuando quiso volver ya había anochecido y no sabía cómo regresar al hogar. "¿Qué hago ahora? Estoy perdido", pensó Martín asustado.

Fue entonces cuando escuchó una voz dulce detrás suyo:"Hola, ¿necesitas ayuda?"Era una señora mayor vestida con ropa colorida y brillante. Tenía unos ojos grandes y bondadosos que inspiraban confianza. "Sí, estoy perdido", respondió Martín tímidamente. La señora lo tomó de la mano y lo guió hacia su casa mientras le contaba historias sobre las mariposas.

Martín se sintió feliz de haber conocido a la señora y de haber aprendido tanto sobre estos insectos tan hermosos. Cuando llegó a casa, su mamá lo estaba esperando preocupada.

Lo abrazó fuerte y le preguntó dónde había estado todo ese tiempo. "Estuve siguiendo una mariposa", respondió Martín sonriendo. Desde ese día, Martín decidió que cuidaría de las mariposas del jardín para que nunca se perdieran como él lo hizo.

También entendió que aunque Tomás era muy chiquito, podía enseñarle muchas cosas nuevas si prestaba atención y tenía paciencia. Así fue como Martín descubrió un mundo lleno de aventuras y aprendizajes junto a su hermanito Tomás.

Aprendió a ser más paciente, más comprensivo y más amoroso con los demás. Y siempre recordará esa noche en la que una mariposa lo llevó hacia un camino lleno de sorpresas y alegrías.

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