La lección de Lila


Había una vez una lombriz llamada Lila que vivía en un jardín muy bonito. A Lila le encantaba explorar su entorno y conocer a los demás animales que habitaban allí.

Un día, mientras se arrastraba por el pasto, notó algo extraño: había una manguera tirada en el suelo. Lila se acercó a la manguera y pensó que sería divertido disfrazarse como ella para ver cómo reaccionarían sus amigos al verla tan diferente.

Así que se enrolló alrededor de la manguera y comenzó a moverse como si fuera una. De repente, llegaron los otros animales del jardín. La mariquita, el gusano y la abeja estaban sorprendidos por lo que veían.

"¡Miren! ¡Una manguera nueva!"- dijo emocionada la mariquita. "No es solo una manguera, es Lila disfrazada"- explicó el gusano. Los demás animales no podían creerlo. Nunca habían visto algo así antes.

Pero pronto se dieron cuenta de algo importante: aunque Lila estaba disfrazada de otra cosa, seguía siendo ella misma en el interior. Después de un rato jugando con su nuevo traje, Lila decidió quitárselo y volver a ser ella misma. "¿Por qué te quitas tu disfraz?"- preguntaron sus amigos.

"Porque me gusta ser quien soy"- respondió Lila con seguridad-. "Aunque fue divertido jugar con ustedes vestida como una manguera, prefiero ser simplemente yo misma". Los demás animales se dieron cuenta de que Lila tenía razón.

Ser uno mismo es lo más importante, y no importa cómo te veas por fuera. Desde entonces, todos en el jardín valoraban mucho más la amistad con Lila y aprendieron a aceptarla tal como era.

Y así, gracias a su pequeña aventura disfrazada de manguera, Lila les enseñó una gran lección sobre ser fiel a uno mismo y aceptar las diferencias de los demás.

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