La lección de los caracoles



Había una vez, en un jardín hermoso y lleno de vida, una comunidad de caracoles que vivían felices en sus casitas hechas de hojas y ramitas. Cada uno tenía su hogar perfectamente adaptado a sus necesidades y gustos personales.

Un día, una terrible tormenta azotó el jardín. Los vientos eran tan fuertes que arrancaron las casas de los caracoles del suelo y las lanzaron lejos. Los pobres caracoles se quedaron sin hogar y no sabían qué hacer.

"¡Oh no! Mi casa se fue volando", dijo la pequeña Lola con lágrimas en los ojos. "Tranquila amiga, todos estamos en la misma situación", trató de consolarla su amigo Lucas. Los caracoles estaban desesperados.

No tenían donde refugiarse ni cómo protegerse de los peligros del jardín. Pero entonces, apareció un viejo ermitaño caracol llamado Donatello. "No teman amigos míos, yo les ayudaré a construir nuevas casas", dijo Donatello con voz sabia y calmada.

Los otros caracoles lo miraron sorprendidos pero agradecidos por su ayuda. Donatello les enseñó cómo recolectar materiales para construir nuevas casas más fuertes y resistentes al clima adverso del jardín.

Poco a poco, los caracoles comenzaron a construir sus nuevos hogares con la guía del sabio anciano. Trabajaban duro durante todo el día hasta que cada uno tuvo su propia casa nueva y segura para vivir.

"¡Esta es mi casa! ¡Es perfecta!", gritó emocionada Lola mientras entraba a su nueva casa. "¡Gracias Donatello por enseñarnos cómo construir nuestras nuevas casas!", dijo Lucas con una sonrisa en el rostro. Los caracoles aprendieron que, aunque perdieran sus hogares, podían trabajar juntos y superar cualquier obstáculo.

Además, gracias a la ayuda de Donatello, ahora tenían casas más fuertes y resistentes que los protegerían de cualquier tormenta futura.

Y así, los caracoles volvieron a ser felices en su comunidad renovada y fortalecida gracias al trabajo en equipo y la sabiduría del viejo ermitaño.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!