La lección de Luna



Había una vez en el Colegio Evo Morales, un grupo de animales muy especiales que asistían a clases todos los días.

En este colegio, los maestros eran animales también, y enseñaban a sus alumnos la importancia de ser obedientes y respetuosos. El director del colegio era Don León, un león muy sabio y valiente.

Él siempre les recordaba a los alumnos lo importante que era seguir las reglas y escuchar atentamente a los maestros para aprender todo lo posible. Un día, llegó al colegio una nueva alumna llamada Luna, una linda perrita con ojos brillantes y muchas ganas de aprender. Desde el primer día, Luna demostró ser muy inteligente y aplicada en todas las materias.

"Luna, recuerda siempre prestar atención en clase y seguir las indicaciones de tus maestros", le dijo Don León con voz grave pero amable. Luna asintió con entusiasmo y se comprometió a ser la mejor alumna del colegio.

Sin embargo, pronto empezó a tener problemas para mantenerse concentrada durante las clases. Un día, mientras el Profesor Zorro explicaba cómo resolver un problema matemático complicado, Luna no pudo evitar distraerse con una mariposa que revoloteaba cerca de la ventana.

Se levantó de su pupitre sin permiso e intentó atraparla en medio de la clase. "¡Luna, por favor regresa a tu lugar! ¡Es importante prestar atención en clase!", le llamó la atención el Profesor Zorro visiblemente molesto.

Luna se sintió avergonzada por su comportamiento y volvió rápidamente a sentarse. Se disculpó con el profesor y prometió esforzarse más para no volver a repetir ese error.

A medida que pasaban los días, Luna aprendió la importancia de ser disciplinada y obediente en el colegio. Escuchaba atentamente las lecciones, seguía las indicaciones de sus maestros y ayudaba a sus compañeros cuando lo necesitaban. Finalmente, llegó el día del examen final.

Todos los animales estaban nerviosos pero confiados en que podían lograrlo si ponían en práctica todo lo que habían aprendido durante el año escolar. Cuando Don León entregó los resultados, Luna estaba ansiosa por saber cómo le fue.

Para su alegría, había obtenido la mejor calificación de toda la clase gracias a su esfuerzo y dedicación.

"¡Felicidades Luna! Estoy muy orgulloso de ti por haber demostrado que con disciplina y obediencia se pueden alcanzar grandes logros", dijo Don León mientras le entregaba un diploma como reconocimiento por su excelente desempeño académico.

Desde ese día en adelante, Luna se convirtió en un ejemplo para todos sus compañeros al demostrarles que ser obedientes y respetuosos con los maestros no solo les ayuda a crecer como estudiantes sino también como personas íntegras y responsables.

FIN.

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