La lección de Margarita
Había una vez en un hermoso jardín, una pequeña mariposa llamada Margarita que acababa de nacer. Era de un color vibrante y sus alas brillaban bajo los rayos del sol.
Margarita estaba emocionada por descubrir el mundo que la rodeaba. Al principio, Margarita no sabía muy bien qué hacer. Observó a las abejas trabajar duro reagarrando néctar de las flores y decidió acercarse a una de ellas para preguntarle cómo podía ayudar. "Hola, soy Margarita.
¿Me enseñarías a recolectar néctar como tú?" -preguntó la mariposa con entusiasmo. La abeja, sorprendida por la valentía de Margarita, le explicó pacientemente cómo debía hacer para reagarrar el néctar sin dañar las flores.
La mariposa siguió cada consejo al pie de la letra y pronto se convirtió en toda una experta en buscar alimentos. Una tarde, mientras volaba entre los árboles del bosque, Margarita escuchó unos sonidos extraños provenientes de un arroyo cercano.
Se acercó con curiosidad y vio a un grupo de ranitas tratando de cruzarlo sin mojarse. "¿Necesitan ayuda para cruzar el arroyo?" -preguntó amablemente Margarita.
Las ranitas asintieron con alegría y la mariposa les propuso formar un puente con su cuerpo para que pudieran pasar sin dificultad. Las ranitas saltaron sobre ella una tras otra hasta llegar al otro lado del arroyo, donde celebraron su hazaña con croac-croac felices.
Margarita continuó su viaje por el mundo y llegó a un campo lleno de plantas altas donde se encontraban varios insectos trabajando juntos en equipo para protegerse de los depredadores. La mariquita le explicó a Margatira cómo podían defenderse unos a otros mediante la cooperación y el trabajo en equipo.
Impresionada por lo que había aprendido durante su travesía, Margatira decidió regresar al jardín donde había nacido para compartir sus experiencias con sus amigos insectos.
Les habló sobre la importancia de ayudarse mutuamente, aprender cosas nuevas y explorara el mundo con curiosidad y valentía. Todos los insectos escucharon atentamente las historias de Margatira y se sintieron inspirados por su espíritu aventurero.
A partir de ese día, decidieron colaboran entre ellos compartiendo conocimientos e ideas para hacer del jardín un lugar mejor para todos. Así fue como Margatira demostró que incluso siendo pequeños e indefensos podemos lograr grandes cosas si tenemos coraje, determinación y estamos dispuestos a aprender unas cosas nuevas cada día.
FIN.