La lección de Max y Rocky


Había una vez dos perros llamados Max y Rocky. Ambos eran muy amigos y les encantaba jugar juntos en el parque. Un día, mientras jugaban a buscar la pelota, algo inesperado sucedió.

Max atrapó la pelota y no quería soltarla. Rocky intentó quitársela, pero Max se puso muy agresivo y comenzaron a pelearse por ella. "¡Hey! ¡Dejen de pelearse!"- gritó un niño que estaba cerca del parque.

Pero los perros estaban tan concentrados en su pelea que no lo escucharon. La pelea duró varios minutos hasta que finalmente Max logró quedarse con la pelota, mientras Rocky se alejaba triste. Los días pasaron y los perros ya no jugaban juntos como antes.

Max siempre llevaba consigo la pelota y nunca dejaba que Rocky se acercara a él. Un día, mientras Max estaba distraído buscando su pelota en el parque, un grupo de niños comenzaron a molestarlo y le quitaron la pelota.

Max corrió detrás de ellos para recuperarla, pero no pudo alcanzarlos. Mientras tanto, Rocky vio todo lo ocurrido desde lejos y decidió ayudar a su amigo. Corrió hacia donde estaban los niños y comenzó a ladrarles fuerte hasta que soltaron la pelota.

Después de recuperarla, Rocky llevó la pelota hasta donde estaba Max esperándolo ansiosamente. Cuando llegó allí, deposito cuidadosamente la pelota frente al hocico de su amigo sin decir nada más.

"Lo siento mucho por haberme portado mal contigo" - dijo Max, sintiendo mucha vergüenza. "No te preocupes amigo. Todos cometemos errores. Lo importante es que ahora estamos juntos de nuevo y podemos jugar como antes"- respondió Rocky con una sonrisa en su rostro.

Desde ese día, Max y Rocky volvieron a ser amigos inseparables y nunca más volvieron a pelear por la pelota. Aprendieron que la amistad es mucho más importante que cualquier objeto material y que siempre debían estar ahí el uno para el otro.

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