La lección de Pancho



Había una vez en un bosque encantado, un conejo llamado Pancho. Pancho siempre llegaba tarde a todos lados: a la escuela de animales, a las fiestas de cumpleaños y hasta a las citas con sus amigos.

Siempre tenía una excusa lista: se quedó dormido, perdió la noción del tiempo o simplemente se distrajo en el camino. Un día, Pancho recibió una invitación muy especial: el Gran Banquete Anual de Animales del Bosque.

Era un evento importante donde todos los habitantes del bosque se reunían para celebrar la amistad y compartir ricas comidas. Pancho estaba emocionado y prometió llegar puntualmente.

El día del banquete, Pancho se levantó temprano, se vistió elegantemente y salió corriendo hacia el lugar de la fiesta. Sin embargo, en el camino se encontró con un pajarito herido que necesitaba ayuda. Pancho no pudo resistirse y decidió detenerse para cuidar al pajarito. "¿Qué te pasó, amiguito?", preguntó Pancho preocupado.

"Me caí de mi nido y me lastimé una alita", respondió el pajarito con voz triste. Pancho no dudó ni un segundo y lo llevó al Árbol Sanador, donde vivía el sabio búho del bosque.

El búho curó al pajarito y le dijo a Pancho que debía llevarlo de vuelta a su nido para que pudiera descansar y recuperarse. "Pero ¿y el Gran Banquete Anual? ¡Ya estarán por servir la torta de zanahoria!", exclamó Pancho angustiado.

"No te preocupes, amigo Conejo. La bondad es más importante que la puntualidad", dijo sabiamente el búho. Pancho siguió su consejo y llevó al pajarito de regreso a su nido.

Una vez seguro y cómodo, corrió hacia el lugar del banquete con la esperanza de poder llegar antes de que terminara. Para sorpresa de Pancho, cuando llegó al banquete todavía no habían servido la torta de zanahoria.

Todos los animales lo recibieron con alegría y aplausos por su acto de bondad hacia el pajarito herido. Desde ese día, Pancho entendió que ser puntual era importante pero que ayudar a los demás en momentos difíciles era aún más valioso.

A partir de entonces, siempre procuraba llegar a tiempo a sus compromisos pero nunca dejaba pasar la oportunidad de ayudar a quienes lo necesitaban. Y así, entre risas y abrazos, continuaron celebrando juntos en armonía en aquel bosque encantado donde la amistad y la solidaridad reinaban para siempre.

FIN.

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