La lección de Pepe el dinosaurio


En un bosque prehistórico vivía un simpático dinosaurio llamado Pepe. A Pepe le encantaba jugar al fútbol con sus amigos en los claros del bosque. Era un excelente deportista y siempre se esforzaba al máximo en cada partido.

Sin embargo, Pepe tenía un pequeño problema: le gustaba fingir que estaba herido cuando en realidad no lo estaba. A veces, cuando recibía un leve empujón, Pepe se tiraba al suelo y gritaba como si estuviera herido, solo para llamar la atención.

Sus amigos sabían que Pepe mentía, pero no decían nada, hasta que un día todo cambió. Durante un partido muy emocionante, Pepe fingió una falta que no existió, y todos sus amigos se dieron cuenta de la mentira.

Se decepcionaron mucho y se enojaron con Pepe. "¡Pepe, no es justo que siempre finjas lesiones! Sabemos que estás mintiendo", exclamó Lalo, el dinosaurio más valiente del grupo. Pepe se sintió avergonzado y triste al ver la reacción de sus amigos.

Se dio cuenta de que sus mentiras habían afectado su amistad. Lalo lo miró seriamente y dijo: "Pepe, mentir no es la forma correcta de llamar la atención.

Todos nos esforzamos por ser buenos deportistas y amigos, y tus mentiras nos lastiman a todos. Debes aprender a ser honesto y a valorar la confianza de los demás". Pepe, con los ojos llenos de lágrimas, asintió con la cabeza.

A partir de ese día, Pepe se comprometió a ser honesto y a jugar limpio. Practicó mucho y demostró que podía ser un gran deportista y amigo sin recurrir a las mentiras.

Con el tiempo, recuperó la confianza de sus amigos y se convirtió en un ejemplo de juego limpio para todos los dinosaurios del bosque. Pepe entendió que la amistad y la honestidad eran mucho más valiosas que cualquier mentira. Desde entonces, disfrutaba cada juego con sus amigos y siempre se esforzaba al máximo, sin necesidad de fingir nada.

Y colorín colorado, este cuento de Pepe el dinosaurio y su lección de honestidad ha terminado.

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