La lección de Renata



Había una vez una rana llamada Renata que vivía en un pequeño apartamento en medio de una gran ciudad. Aunque su hogar no era muy grande, Renata se sentía feliz y agradecida por tener un lugar donde vivir.

Un día, mientras exploraba la sala de estar, Renata encontró un tazón lleno de chisitos sobre la mesa. Los chisitos eran sus aperitivos favoritos y no pudo resistirse a saltar sobre ellos.

¡Saltaba tan alto y tan lejos como podía, disfrutando cada momento! Pero lo que Renata no sabía era que al saltar sobre los chisitos, estaba dejando huellas pegajosas por toda la casa.

Cuando su dueña, Sofía, regresó del trabajo y vio el desorden hecho por Renata, se puso triste y enfadada. "¡Renata! ¿Qué has hecho? ¡Mi casa está llena de huellas pegajosas!"- exclamó Sofía frustrada. Renata se sintió muy apenada por haber causado problemas a Sofía.

Sabiendo que había cometido un error, decidió ponerse manos a la obra para solucionarlo. La valiente rana comenzó a limpiar las huellas con sus patitas pequeñas pero ágiles. Frotaba y frotaba hasta que todas las marcas pegajosas desaparecieron.

Después de mucho esfuerzo y dedicación, logró dejar todo impecable. Sofía quedó sorprendida al ver el arduo trabajo realizado por Renata para reparar su error. "¡Renata! Estoy impresionada por tu esfuerzo y determinación para arreglar lo que hiciste.

Gracias por ayudarme a limpiar la casa"- dijo Sofía, sonriendo. Renata se sintió feliz y orgullosa de sí misma. Había aprendido una valiosa lección sobre la importancia de asumir las consecuencias de sus acciones y hacer todo lo posible para enmendar sus errores.

A partir de ese día, Renata se convirtió en la aliada perfecta para Sofía en mantener el apartamento limpio y ordenado. Cada vez que veía algo fuera de lugar, saltaba rápidamente para solucionarlo.

Con el tiempo, Renata ganó fama como "La Rana Ordenada" entre los vecinos del edificio. Incluso comenzó a dar charlas sobre cómo ser más organizados y responsables en su hogar. Su historia inspiró a muchos niños y niñas a tomar acción cuando cometieran un error y aprender de él.

Renata demostró que todos podemos hacer una diferencia, sin importar cuán pequeños o grandes seamos.

Y así, gracias a su determinación y esfuerzo, Renata no solo logró dejar atrás aquel incidente con los chisitos, sino que también se convirtió en un ejemplo de superación para todos los habitantes de la gran ciudad. ¡Y vivieron felices para siempre!

FIN.

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