La lección de Tomi



Había una vez un nene llamado Tomi, que desde muy chiquito tenía una pasión muy especial: le encantaban los comerciales de la tele.

Cada vez que veía uno, sus ojitos brillaban y se emocionaba como si estuviera viendo la mejor película del mundo. Tomi conocía de memoria todos los jingles de las marcas más famosas, y siempre estaba inventando coreografías divertidas para acompañarlos.

Su mamá se sorprendía al verlo tan entusiasmado con algo tan simple como un anuncio publicitario, pero lo dejaba disfrutar porque lo veía tan feliz. Un día, mientras Tomi miraba un comercial de juguetes en la televisión, escuchó una voz misteriosa que provenía del televisor.

Era el Hada Publicitaria, una pequeña hada con alas brillantes que había sido enviada para cumplir el deseo más profundo de Tomi. "¡Hola Tomi! Soy el Hada Publicitaria y he venido a concederte un deseo especial.

Tú amas tanto los comerciales que te daré la oportunidad de vivir dentro de uno durante un día entero", dijo el hada con una sonrisa. Tomi no podía creer lo que estaba escuchando.

¡Vivir dentro de un comercial sería como estar en su propio paraíso! Sin dudarlo ni un segundo, aceptó la propuesta del Hada Publicitaria y en un abrir y cerrar de ojos se encontró dentro de su anuncio favorito. Todo a su alrededor era perfecto: colores brillantes, música pegajosa y montones de juguetes por todas partes.

Tomi estaba radiante de felicidad corriendo entre los muñecos y juegos que siempre había soñado tener. Pero pronto comenzó a notar algo extraño: todo era hermoso pero falso; no había amigos reales para jugar ni risas auténticas para compartir.

"¿Qué pasa aquí?", preguntó confundido a uno de los personajes del comercial. El personaje le explicó que aunque todo pareciera maravilloso, nada era real en ese mundo artificial creado solo para vender productos.

Tomi sintió cómo su corazón se entristecía al darse cuenta de que preferiría mil veces estar en casa con su familia y amigos verdaderos antes que vivir en ese lugar vacío lleno solo de cosas materiales.

En ese momento, el Hada Publicitaria apareció frente a él y le preguntó qué deseaba hacer: quedarse allí donde todo era perfecto pero falso o volver a su vida real llena de amor genuino y momentos reales junto a quienes realmente lo querían.

Sin dudarlo ni un instante, Tomi pidió regresar a casa junto a su mamá y sus amigos. El hada sonrió satisfecha al ver la valentía y sabiduría del pequeño nene e hizo realidad su deseo llevándolo devuelta al mundo real.

Cuando abrió los ojos, Tomi estaba nuevamente en su sala viendo televisión junto a su mamá. Esta vez miraba unos dibujitos animados simples pero llenos de alegría compartiendo palomitas con ella mientras reían juntos.

Desde aquel día, Tomi siguió disfrutando los comerciales como siempre pero ahora valoraba aún más las cosas simples pero verdaderas que tenía en su vida: amor sincero, risas genuinas y momentos especiales junto a quienes realmente lo querían tal como era. Y colorín colorado este cuento ha terminado...

¡porque aprender a valorar lo auténtico es el mejor final posible!

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!