La lección del campo



Anibal era un hombre que siempre había disfrutado de la vida en la ciudad, pero a medida que pasaban los años, comenzó a sentir que algo le faltaba.

Un día, mientras paseaba por el campo con su esposa Verónica, se dio cuenta de lo mucho que anhelaba vivir allí. "Verónica, ¿no te parece maravilloso este lugar? Me encantaría vivir aquí y tener mi propio huerto y animales", dijo Anibal emocionado. "Sí, amor. Sería una aventura nueva para nosotros.

Pero ¿estás seguro de querer dejar todo lo que conoces en la ciudad?", respondió Verónica preocupada. Anibal estaba seguro de su decisión y juntos tomaron la valiente elección de mudarse al campo.

Compraron una pequeña casa rodeada de campos verdes y comenzaron a trabajar en su huerto.

Los primeros días fueron difíciles para Anibal ya que tuvo que acostumbrarse al trabajo físico del campo, pero poco a poco fue aprendiendo cómo cultivar sus propias verduras y criar animales como gallinas y conejos. Un día mientras trabajaba en su huerto, Anibal encontró un pequeño pollito abandonado. Lo llevó dentro de su casa y lo cuidó hasta que creció fuerte y sano.

El pollito se convirtió en el mejor amigo de Anibal y lo acompañaba donde quiera que iba. Pero un día cuando regresó del mercado local donde vendía sus productos agrícolas, descubrió con horror que alguien había robado todas las verduras del huerto.

Anibal estaba devastado porque había trabajado muy duro para cultivarlas. "No puedo creerlo Verónica ¡Alguien ha robado todas nuestras verduras!", exclamó Anibal con tristeza. "Tranquilo amor, debemos buscar una solución.

Tal vez podamos instalar cámaras de seguridad o pedir ayuda a los vecinos", respondió Verónica tratando de calmarlo. Anibal decidió seguir el consejo de su esposa y pidió ayuda a sus vecinos. Juntos instalaron cámaras de seguridad y vigilaron el huerto durante la noche.

Finalmente lograron capturar al ladrón: era un zorro hambriento que había estado buscando comida para sus cachorros.

El incidente hizo que Anibal y Verónica se dieran cuenta de lo importante que era cuidar del medio ambiente, incluso si eso significaba compartir parte de lo que habían cultivado con la fauna local. Con el tiempo, Anibal se convirtió en un experto agricultor y criador de animales.

Y aunque extrañaba algunas cosas de la ciudad, no cambiaría su vida en el campo por nada del mundo. Además, siempre tenía a su fiel amigo pollito a su lado para recordarle lo valioso que es ayudar a los demás y ser amable con la naturaleza.

FIN.

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