La lección del director


Había una vez en la Escuela Primaria San Martín, un grupo de amigos muy unidos llamados Tomás, Sofía, Juan y Lucía. Estos chicos estaban en 4to grado y eran muy inteligentes pero siempre se distraían en clase.

Un día llegó la maestra Ana con una tarea que no les gustaba nada: debían hacer un ensayo sobre los beneficios del deporte para la salud. Los chicos se miraron entre sí y suspiraron aburridos.

"¿Por qué tenemos que hacer esta tarea? ¡Es tan aburrida!"- se quejó Juan. "No quiero hacerla, prefiero jugar videojuegos"- añadió Lucía. "Yo tampoco tengo ganas de escribir tanto"- dijo Sofía mientras bostezaba.

Tomás, el más responsable del grupo, intentó motivarlos:"Chicos, es importante hacer las tareas aunque sean aburridas. Así aprendemos cosas nuevas". Pero sus amigos no le prestaron atención y decidieron irse a jugar al patio durante el recreo. Allí encontraron a otros compañeros que también habían dejado su tarea sin hacer.

Mientras jugaban al fútbol, apareció el director de la escuela don Ramón quien les preguntó cómo iba la tarea.

Los chicos respondieron en coro:"¡No queremos hacerla! ¡Es muy aburrida!"Don Ramón sonrió y les contó una historia:"Hace muchos años atrás había un niño llamado Manuel que odiaba la escuela y las tareas. Siempre buscaba excusas para no estudiar porque prefería estar jugando todo el día".

Los chicos lo miraban atentos mientras el director continuaba:"Un día, Manuel se enfermó gravemente y estuvo varios meses en cama sin poder jugar ni salir de su casa. Allí se dio cuenta de lo importante que era la educación y que las tareas eran una oportunidad para aprender cosas nuevas".

Los chicos escuchaban con atención mientras don Ramón les daba un consejo:"No desperdicien la oportunidad de aprender. Las tareas pueden ser aburridas pero son necesarias para crecer y mejorar como personas. Además, si trabajan juntos pueden hacerla más divertida".

Los chicos reflexionaron y decidieron volver a clase para hacer la tarea juntos. Con ayuda mutua, lograron terminarla antes del final del día.

La maestra Ana los felicitó por su trabajo en equipo y Tomás se sintió muy orgulloso de sus amigos. Desde ese día, los chicos aprendieron que aunque las tareas sean aburridas, son importantes para aprender y crecer como personas. Y nunca más volvieron a dejarlas sin hacer.

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