La lección del peligroso Oso



En un bosque encantado vivían dos amigos muy especiales: el Conejo Curioso y la Ardilla Traviesa. Les encantaba explorar juntos, descubrir nuevos lugares y aprender cosas nuevas cada día.

Un día, mientras caminaban por el bosque, se encontraron con una señal que decía: "¡cuidado! ¡peligro!". La Ardilla Traviesa, emocionada, dijo: "¡Vamos a ver qué hay allí, Conejo!". El Conejo Curioso no estaba tan seguro y preguntó: "¿No deberíamos tener cuidado si dice —"peligro"  en mayúsculas?".

La Ardilla Traviesa rió y respondió: "Oh, no te preocupes por eso. Seguro es solo una advertencia exagerada". Así que decidieron ignorar la señal y seguir adelante.

Pero pronto se dieron cuenta de que habían cometido un error. Un gran oso apareció frente a ellos rugiendo fuertemente. El Conejo Curioso temblaba de miedo mientras la Ardilla Traviesa intentaba encontrar una solución.

"¡Corre, Conejo! ¡Rápido!", gritó la Ardilla Traviesa mientras subía a un árbol para estar a salvo. El Conejo Curioso corrió lo más rápido que pudo, sintiendo el peligro acechando detrás de él.

Finalmente lograron escapar del oso y cuando estuvieron a salvo, el Conejo Curioso dijo con voz temblorosa: "Creo que aprendimos algo importante hoy... Las mayúsculas son importantes para indicar situaciones peligrosas". La Ardilla Traviesa asintió con seriedad y agregó: "Sí, siempre debemos prestar atención a las advertencias en mayúsculas para mantenernos seguros".

Desde ese día, el Conejo Curioso y la Ardilla Traviesa fueron más cuidadosos al leer las señales en el bosque. Aprendieron que las mayúsculas podían salvarlos de problemas y peligros innecesarios. Y así, continuaron su amistad aventurera con una nueva lección aprendida en sus corazones.

FIN.

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