La lección del queso sabio


Había una vez, en un pequeño pueblo argentino llamado Villa Quesito, una ratita llamada Juana. Juana era muy curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraba por el campo, escuchó un rumor sobre un queso delicioso que se encontraba en la casa de la Vieja Sabia. Intrigada por esta noticia, Juana decidió ir a investigar. Se dirigió hacia la casa de la Vieja Sabia y se coló por un agujero en la pared.

Allí encontró una enorme rueda de queso dorado y apetitoso. - ¡Oh, qué maravilla! - exclamó Juana emocionada - Este queso debe ser el más delicioso del mundo.

Justo cuando estaba a punto de darle un mordisco al queso, apareció la Vieja Sabia. - ¿Qué crees que estás haciendo? - preguntó con voz severa. Juana se sobresaltó y tartamudeó: "Lo siento mucho señora... solo quería probar este queso tan tentador".

La vieja suspiró profundamente y le dijo: "Está bien, pequeña ratita. Pero antes de comer ese queso debes aprender algunas lecciones importantes".

La Vieja Sabia comenzó a contarle a Juana tres historias relacionadas con el queso: La historia de la Verdad, La historia de la Traición y La historia de la Justicia. En La historia de la Verdad, Juana aprendió que siempre es mejor decir la verdad aunque sea difícil o incómoda.

Descubrió que las mentiras solo conducen a problemas más grandes y pueden dañar las relaciones con los demás. En La historia de la Traición, Juana descubrió que traicionar a alguien es una acción injusta y dolorosa. Aprendió que la confianza es un tesoro valioso y nunca debe ser traicionada por el bien personal.

Finalmente, en La historia de la Justicia, Juana aprendió que todos deben ser tratados de manera justa y equitativa. Entendió que no importa cuán pequeño o grande sea uno, todos merecen recibir lo que les corresponde.

Después de escuchar todas las historias, Juana se dio cuenta de su error al intentar tomar el queso sin permiso. Se disculpó sinceramente con la Vieja Sabia y prometió nunca más actuar sin pensar en las consecuencias.

La Vieja Sabia sonrió y dijo: "Has aprendido lecciones muy importantes hoy, Juana. Ahora te daré una oportunidad para redimirte". La Vieja Sabia decidió compartir una porción del queso con Juana como recompensa por haber aprendido sus lecciones.

Pero antes le recordó a Juana que siempre es mejor pedir permiso antes de tomar algo que no nos pertenece. Juana asintió con entusiasmo y saboreó cada bocado del queso compartido con gratitud en su corazón.

Desde ese día en adelante, siempre recordaría las enseñanzas valiosas sobre la verdad, la traición y la justicia mientras buscaba nuevas aventuras. Y así termina nuestra historia sobre Juana, una ratita curiosa que aprendió importantes lecciones mientras disfrutaba del sabor delicioso del queso compartido con amor y sabiduría.

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