La lección del sapo
En un pequeño pueblo, vivía un niño llamado Tomás. Tomás era un niño muy egoísta y no le gustaba compartir sus juguetes con los demás. Siempre estaba molesto y se enojaba cuando alguien intentaba jugar con sus cosas.
Un día, mientras jugaba en el parque, accidentalmente su pelota rodó hasta el borde de un estanque cercano. Tomás corrió hacia allí para intentar recuperarla, pero resbaló y la pelota cayó al agua.
Tomás comenzó a llorar desconsoladamente, sabía que la pelota era suya y que no podría recuperarla. Los otros niños que estaban cerca simplemente se reían de él y nadie quiso ayudarlo. Tomás se sentía más solo que nunca.
De repente, un sapo que vivía en el estanque se acercó a él y le dijo: "¿Por qué lloras, niño?" Tomás lo miró sorprendido de que un sapo pudiera hablar y le contó lo sucedido.
El sapo, con amabilidad, le dijo: "No te preocupes, yo te ayudaré a recuperar tu pelota, pero a cambio quiero que aprendas una lección muy importante sobre compartir y ayudar a los demás." Tomás, algo confundido pero deseoso de recuperar su pelota, aceptó la propuesta del sapo.
El sapo lo llevó hasta la orilla del estanque y le pidió a Tomás que lo ayudara a recoger algunas moscas para comer. Tomás, un poco asqueado pero decidido a recuperar su pelota, recogió algunas moscas y se las dio al sapo.
El sapo, agradecido, saltó al estanque y trajo la pelota de Tomás de vuelta.
Tomás estaba muy contento de tener de vuelta su pelota, pero el sapo le recordó la lección que le había prometido enseñar: "Tomás, hoy aprendiste que cuando ayudas a los demás, también recibes ayuda. Compartir y ser amable con los demás es una lección importante que todos debemos aprender.
A partir de hoy, intenta ser más generoso y amable con los demás, verás que te sentirás mejor contigo mismo y los demás serán más amigables contigo." Tomás agradeció al sapo por su ayuda y por la valiosa lección que le había enseñado.
A partir de ese día, Tomás comenzó a compartir sus juguetes con los demás niños y a ayudar a quienes lo necesitaban. Descubrió que ser amable y generoso con los demás le traía más alegría y amistades.
Desde entonces, Tomás se convirtió en un niño feliz y querido por todos en el pueblo, y todo esto gracias a la lección del sapo.
FIN.