La lección salvadora de la Seño Laura



En una pequeña ciudad llamada Villa Rodante, vivían muchos niños que disfrutaban de jugar juntos en las calles.

Pero un día, el alcalde decidió que era importante enseñarles educación vial y cómo manejar vehículos motorizados de juguete de forma segura. En la plaza central de Villa Rodante se instaló una pista especial con señales de tránsito, semáforos y cruces peatonales pintados en el suelo. Los niños estaban emocionados por aprender algo nuevo y divertido.

El alcalde convocó a todos los niños párvulos del pueblo para participar en las clases de educación vial. Había niños como Martina, Facundo, Valentina y Lucas, quienes estaban ansiosos por comenzar.

La encargada de dar las clases era la Seño Laura, una maestra muy amable que siempre les explicaba todo con mucha paciencia y alegría. "¡Buenos días, chicos! Hoy vamos a aprender sobre las señales de tránsito. ¿Quién puede decirme qué significa el semáforo en rojo?", preguntó la Seño Laura.

"¡Esperar!", exclamó Lucas levantando la mano. "¡Muy bien! El semáforo en rojo significa que tenemos que detenernos y esperar a que cambie a verde", explicó la maestra.

Los niños practicaron cruzando la calle con precaución cuando el semáforo estaba en verde y deteniéndose cuando estaba en rojo. También aprendieron a respetar las señales de alto y ceda el paso.

Un día, mientras los niños practicaban en la pista de educación vial, escucharon un ruido fuerte proveniente de la calle principal. Era un auto manejado por un conductor distraído que no respetó una señal de pare e iba demasiado rápido. "¡Cuidado chicos!", gritó Martina asustada al ver al auto acercarse rápidamente hacia ellos.

Gracias a lo aprendido en las clases con la Seño Laura, los niños supieron actuar rápidamente. Facundo levantó su brazo derecho indicando alto mientras Valentina sostenía su mano izquierda extendida mostrando ceda el paso.

Lucas corrió hacia los otros lados para asegurarse de que ninguno cruzara sin mirar primero si venían más autos.

El conductor del auto se dio cuenta del peligro inminente y logró frenar justo a tiempo antes de llegar a donde estaban los niños parados correctamente siguiendo las normas viales aprendidas. Después del susto, todos respiraron aliviados sabiendo que habían actuado correctamente gracias a lo aprendido en las clases.

El alcalde felicitó a los pequeños por su valentía y buen comportamiento ante esa situación tan peligrosa. Desde ese día, los niños continuaron practicando educación vial regularmente y se convirtieron en ejemplos para todos los habitantes de Villa Rodante.

Gracias a ellos, cada vez más personas respetaban las normas viales y conducían con mayor precaución por las calles del pueblo.

FIN.

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