La Ley del Sol y el Viento



En el brillante reino de Luminar, donde las luces nunca se apagaban, había un problema que todos ignoraban: los recursos energéticos se estaban agotando. Las flores brillaban como estrellas y los ríos iluminaban el camino en la noche, pero los habitantes habían olvidado cómo cuidar su preciado ambiente.

Una pequeña hada llamada Efi pasaba sus días volando entre las nubes, observando cómo sus amigos de Luminar dejaban las luces encendidas incluso durante el día. Un día, se encontró con el sabio Dragón Solar, un antiguo guardián de la energía solar.

- “¿Por qué no apagan las luces, Efi? ” -preguntó el Dragón, mientras escupía un suave rayo de luz solar.

- “No lo sé, Dragón. Ellos piensan que nunca se acabarán. Pero he notado que el brillo de las flores ya no es tan fuerte.” -contestó Efi preocupada.

- “Esto debe cambiar. ¡Deberíamos hacer algo! ” -exclamó el Dragón Solar.

Juntos, idearon un plan. Después de muchas noches de hablar y soñar, crearon la "Ley de Ahorro Energético". Esta ley obligaba a todos en Luminar a usar solo energía del sol y del viento.

- “Oye, Dragón, ¿y qué pasará con la energía que generamos ahora? ” -preguntó Efi con curiosidad.

- “A partir de hoy, aprenderemos a cuidarla. Cada día aprenderán algo nuevo sobre la importancia de la energía sustentable.” -replicó el Dragón con voz firme.

Rumores de esta nueva ley volaron rápidamente hasta llegar al Salón del Rey Brillo, un gran y resplandeciente lugar. El rey, al principio escéptico, se reunió con Efi y el Dragón Solar.

- “¿Y si la gente no quiere seguir estas nuevas reglas? ” -preguntó el Rey, cruzando los brazos.

- “Los convenceremos a todos de que el cambio puede ser divertido y emocionante. ¡Organizaremos un gran festival donde demostraremos la magia del sol y el viento! ” -propuso Efi, llena de entusiasmo.

El Rey, encontró el plan interesante, y así se organizó el Festival de la Energía. En el día del festival, los habitantes de Luminar fueron invitados a descubrir cómo podrían encender sus casas utilizando pequeños paneles solares y turbinas eólicas.

- “¡Mirá cómo brilla mi casa! ” -gritó un niño emocionado al ver su hogar iluminado por energía solar.

Los adultos, aunque incrédulos al principio, pronto se unieron a la diversión. Aprendieron a construir cometas de papel que, al volar, generaban energía eólica. Cada vez que una cometa alcanzaba las nubes, los ojos de los niños se llenaban de luz y asombro.

En medio de la celebración, un fuerte viento comenzó a soplar. Efi miró a Dragón Solar con alarma.

- “¡Dragón! ¿Qué hacemos si las cometas vuelan demasiado? ” -preguntó Efi asustada.

- “No te preocupes, pequeña hada. La energía renovable también tiene su magia. Aprenderemos a controlarla.” -respondió el Dragón con confianza.

Con un movimiento de sus alas, el Dragón usó su luz para guiar a las cometas de vuelta. La gente aplaudió, dándose cuenta de que la magia del sol y el viento no solo estaba en las luces brillantes, sino también en la unión y el conocimiento.

Finalmente, la Ley de Ahorro Energético fue aprobada entre vítores. Cada día, los ciudadanos de Luminar se volvían más creativos en el uso de sus nuevas fuentes de energía.

Tiempo después, Efi y Dragón Solar miraron cómo su reino brillaba de una forma diferente: con la luz del sol y el viento, y con corazones agradecidos.

- “Nunca pensé que podríamos hacer tanto, Dragón.” -dijo Efi.

- “Y todo gracias a que decidimos cuidar nuestro hogar. La energía se puede agotar, pero la voluntad de cambiar nunca debería.” -respondió él, guiñándole un ojo.

Así, el pequeño reino de Luminar aprendió a cuidar la electricidad, celebrando cada día la magia del sol y el viento. Y así, cada vez que miraban al cielo, recordaban que el verdadero brillo del reino provenía del amor y cuidado que le tenían a su hogar, un legado que, sin dudas, perduraría para siempre.

FIN.

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