La leyenda benevolente
Había una vez una momia llamada Tutankamón que había estado descansando en su sarcófago durante miles de años en medio de un desierto misterioso.
Una noche, la luna brillaba intensamente sobre las dunas de arena y un rayo de luz iluminó el antiguo sarcófago, despertando a la momia de su largo sueño. Al abrir sus ojos, Tutankamón se encontró rodeado por la inmensidad del desierto y se preguntaba dónde estaba y qué le había pasado.
Poco a poco recordó quién era y cómo había llegado hasta allí. Decidió levantarse y explorar aquel lugar desconocido. Caminando entre las dunas, Tutankamón divisó a lo lejos una pequeña serpiente que parecía estar perdida.
Se acercó con cuidado y vio que la serpiente tenía miedo y no sabía cómo regresar a su hogar. La momia decidió ayudarla y le dijo: "No temas, pequeña serpiente, te acompañaré de regreso a tu familia".
La serpiente, sorprendida por la amabilidad de la momia, asintió con gratitud y juntas emprendieron el camino hacia el oasis donde vivía la familia de la serpiente. En el camino, se encontraron con un escorpión herido que necesitaba ayuda.
Sin dudarlo, Tutankamón curó al escorpión con sus conocimientos ancestrales. "Gracias por ayudarme", dijo el escorpión emocionado. "Es importante ayudarnos mutuamente en tiempos difíciles", respondió amablemente la momia. Finalmente, llegaron al oasis donde la serpiente pudo reencontrarse con su familia.
Todos estaban felices y agradecidos por haber sido ayudados por alguien tan especial como Tutankamón. "Gracias por traer de vuelta a nuestra hija sana y salva", expresaron los padres de la serpiente.
Tutankamón se despidió con cariño de sus nuevos amigos y continuó caminando por el desierto, esta vez con una sonrisa en su rostro. Había descubierto que incluso después de tanto tiempo dormido, aún podía hacer cosas buenas por los demás.
Desde ese día, Tutankamón se convirtió en una leyenda en el desierto, siempre dispuesto a ayudar a quienes lo necesitaran y demostrando que nunca es tarde para hacer el bien. Y así siguió vagando entre las dunas, llevando consigo un mensaje de bondad y solidaridad para todos los habitantes del desierto.
FIN.