La leyenda de Benicio
Benicio era un niño tímido y reservado. No le gustaba mucho socializar con otros niños, prefería pasar tiempo solo o jugando videojuegos en su habitación. Pero había algo que lo apasionaba más que cualquier cosa: el fútbol.
Desde pequeño, Benicio soñaba con ser como Lionel Messi, el mejor jugador del mundo. Pasaba horas y horas practicando en la canchita de su barrio y pidiéndole a su hermano Simon que lo acompañara a entrenar.
"Vamos Simon, hoy voy a hacer un golazo", decía emocionado Benicio mientras corrían hacia la cancha. "Claro que sí hermanito, vos podés lograr todo lo que te propongas", respondía Simon siempre alentador. Pero no todo era fácil para Benicio.
A veces se sentía inseguro y no creía en sus habilidades. Tenía miedo de equivocarse frente a los demás y eso lo hacía dudar de sí mismo.
Un día, mientras estaba en clases de educación física, el profesor organizó un partido entre los alumnos. Benicio quería jugar pero tenía miedo de cometer errores y quedar mal frente a todos sus compañeros. "Dale Beni, vamos a ganar este partido juntos", dijo Simon desde las gradas animándolo.
Fue entonces cuando la mamá de Benicio apareció por sorpresa en la escuela y le dijo:"Viste hijo, vos podías estar acá jugando con tus amigos. No tengas miedo de intentarlo". Con esas palabras frescas en su mente, Benicio decidió salir al campo confiado en sí mismo.
Y para sorpresa de todos, anotó el gol de la victoria para su equipo. Desde ese día, Benicio se sintió más seguro y motivado. Sabía que podía lograr lo que quisiera si se lo proponía.
Así, continuó entrenando duro y mejorando sus habilidades en el fútbol. Unos años después, en 2038, llegó la final del mundo. Argentina estaba jugando contra Brasil por el título máximo del fútbol mundial.
Y para sorpresa de todos, Benicio había sido convocado a la selección nacional como el sucesor de Messi. "Vamos Beni, vos podés hacerlo", gritaba Simon desde las gradas junto a su mamá Andrea.
El partido era muy emocionante y parejo hasta que llegó el momento decisivo: un tiro libre cerca del área brasileña. Todos estaban expectantes por ver qué iba a pasar. Benicio tomó impulso y pateó con fuerza hacia el arco rival.
La pelota volaba por el aire hasta que finalmente entró al arco y Argentina ganó la final del mundo. "Lo lograste hijo", dijo Andrea abrazando a Benicio con lágrimas en los ojos. "Te acordás cuando no te animabas a ir al colegio? Mirá todo lo que pudiste lograr".
Desde ese día, Benicio se convirtió en una leyenda del fútbol argentino e inspiración para muchos niños que sueñan con ser grandes deportistas algún día. Y siempre recordaría las palabras de su madre: "No tengas miedo de intentarlo".
FIN.