La leyenda de Karika, la karikari transformista



En la comunidad de Sallacucho, un lugar lleno de montañas verdes y ríos cantarines, existía una leyenda que siempre contaban los abuelos alrededor del fuego por las noches. Era la historia de Karika, una traviesa karikari que, de vez en cuando, se transformaba en un perro para asustar a los niños del pueblo.

Un día, Karika decidió que se divertiría un poco. Se miró en el espejo de agua de un arroyo, suspiró y dijo: "¿Qué fará si me transformo en perro?"-.

Luego de cerrar los ojos y concentrarse, se llenó de luces que giraban a su alrededor. Cuando los abrió, se dio cuenta de que tenía un hermoso pelaje brillante y una cola que movía de un lado a otro. "¡Genial! Ahora soy un perro. ¡A asustar se ha dicho!"- exclamó emocionada.

Así, Karika trotó hacia el pueblo. Desde detrás de un arbusto, vio a un grupo de niños jugando a la pelota. Con un salto ágil, salió de su escondite y aulló. Los chicos, asustados, gritaron:

"¡Un perro feroz!"- y comenzaron a correr en distintasdirecciones.

Karika, entre risas, siguió atrás de ellos. Le encantaba ver cómo saltaban y corrían en desbandada. Sin embargo, a medida que pasó el tiempo, se dio cuenta de que más que asustar, estaba causando un gran caos. Los niños no volvían a jugar con tranquilidad y ni siquiera les gustaba salir al patio por temor a encontrarse con la feroz —"bestia" .

Un día, al subir al cerro, se encontró con su amiga Luna, la tortuga sabia. "¿Qué te ha pasado, Karika? Te veo un poco inquieta"-, le dijo Luna.

"He estado asustando a los niños del pueblo, y es muy divertido, ¡pero ahora no juegan más!"- respondió Karika con una risita.

Luna le miró con ojos comprensivos y dijo:

"A veces, la diversión puede convertirse en preocupación para los demás. Tal vez deberías considerar la posibilidad de hacerles reír en lugar de asustarles"-.

Karika pensó en eso y, por primera vez, sintió que su travesura podría haber ido demasiado lejos. Así que decidió hacer algo diferente. Esa noche, cuando la luna iluminó el cielo, se transformó nuevamente en su forma original, una hermosa karikari llena de colores.

Temprano al día siguiente, Karika fue al centro del pueblo y se puso a bailar y a cantar con toda su energía. Los niños, al escucharla, se acercaron un poco tímidamente. "Soy Karika, la karikari, y vengo a traerles alegría, no miedo"-, anunció con una sonrisa.

Los niños, con curiosidad, comenzaron a acercarse. "¿Puedes enseñarnos a bailar?"- preguntó una niñita.

"¡Claro! Vengan a bailar conmigo"- invitó Karika, y comenzó a enseñarles nuevos pasos y ritmos. En poco tiempo, el ambiente se llenó de risas y música. Los padres, sorprendidos, también se unieron, y todos lo pasaron genial.

Y así fue como Karika aprendió que hay formas de divertir a los demás sin causar miedo. Desde entonces, se convirtió en la mascota del pueblo, siempre organizando bailes y juegos para que todos pudieran tener momentos felices juntos.

La leyenda de Karika se convirtió en un recordatorio para todos en Sallacucho: "La risa y la alegría son siempre mejores que el miedo"- y así, en lugar de temerle, todos disfrutaron de tener una karikari divertida y amigable.

FIN.

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