La Leyenda de la Flor de Lluvia



En un pequeño pueblo llamado Arcoiris, existía una leyenda que hablaba de una hermosa flor que solo florecía cuando llovía. Según los ancianos del lugar, quien lograra encontrarla, podría pedir un solo deseo y este se haría realidad.

Una mañana, después de una intensa lluvia, dos amigos, Sofía y Tomás, decidieron salir a explorar el bosque cercano. Sofía, con su cabello rizado y ojos brillantes, era valiente y soñadora. Tomás, por otro lado, era un poco más cauteloso y siempre pensaba antes de actuar.

"¿Crees que seremos capaces de encontrar la Flor de Lluvia?" - preguntó Sofía emocionada.

"No sé, pero deberíamos intentarlo. Siempre he soñado con ver esa flor" - respondió Tomás con un tono pensativo.

Mientras caminaban, se encontraron con un arroyo que nunca habían visto antes. El agua reflejaba los colores del cielo y parecía invitarles a cruzar.

"Mirá, Tomás, el agua brilla tanto, parece un camino de cristal" - exclamó Sofía.

"Es hermoso, pero debemos tener cuidado. Nunca sabemos qué puede haber al otro lado" - advirtió Tomás, pero la curiosidad de Sofía fue más fuerte. Los dos cruzaron el arroyo, riendo y pisando fuertemente las piedras.

Después de un rato de búsqueda, llegaron a un claro donde la luz del sol iluminaba un hermoso campo lleno de flores de todos los colores. Sofía se detuvo, maravillada.

"¡Mirá! Estas flores son preciosas, pero... no son la Flor de Lluvia" - dijo Sofía, un poco desilusionada.

"Quizás tengamos que seguir buscando" - sugirió Tomás.

Mientras seguían su camino, un pequeño pájaro azul se posó sobre una rama cercana.

"Si quieren encontrar la Flor de Lluvia, deben seguir el canto del viento" - dijo el pájaro con una voz melodiosa.

Sofía y Tomás se miraron asombrados.

"¿El canto del viento? ¿Cómo lo seguimos?" - preguntó Sofía.

"Cierren los ojos y escuchen lo que les dice el bosque" - aconsejó el pájaro.

Los dos amigos obedecieron. Al principio, solo oyeron el susurro de las hojas, pero de repente, escucharon una melodía suave que parecía venir de más allá de los árboles.

"¡Escucha! ¡Es el canto del viento! Vamos!" - dijo Sofía, y corrieron hacia el sonido.

De pronto, llegaron a un lago mágico cubierto de espejos. En el centro del lago, sobre una roca, había una flor resplandeciente que nunca habían visto. Tenía pétalos azules y dorados que brillaban bajo el sol.

"¡Es la Flor de Lluvia!" - gritaron al unísono.

Pero cuando se acercaron, se dieron cuenta de que había un viejo árbol que custodiaba la flor.

"¿Por qué quieren la Flor de Lluvia?" - preguntó el árbol con voz profunda.

"¡Queremos pedir un deseo!" - respondió Sofía, entusiasta.

"No se trata solo de un deseo. Esta flor elige a quien puede usar su poder. Deben demostrar que están listos para ello. ¿Cuál es la razón detrás de su deseo?" - indagó el árbol.

Tomás miró a Sofía y luego al árbol.

"Nuestra razón es ayudar a los demás. Queremos que los adultos del pueblo vivan felices y que nunca les falte lo necesario" - confesó.

"Eso es un deseo noble. Pero primero, deberán ayudar a quienes más lo necesitan. Solo así la flor concederá su poder" - dijo el árbol, y con una suave brisa, se desvaneció.

Sofía y Tomás se miraron confundidos, pero decidieron que no se rendirían. Regresaron al pueblo y se encontraron con una anciana que no podía cargar sus compras.

"¡Déjanos ayudarte!" - dijeron al unísono y cargaron sus bolsas.

Poco a poco, fueron ayudando a vecinos y trayendo alegría a Arcoiris. La bondad de dos niños comenzó a notarse en el pueblo.

Una noche, después de meses de trabajo, el árbol volvió a aparecer en sus sueños.

"Están listos para el verdadero poder de la Flor de Lluvia. Su deseo será concedido" - susurró el árbol.

A la mañana siguiente, un torrente de luz iluminó el pueblo. Los dos amigos se despertaron y notaron que, sobre la mesa, había una pequeña flor que brillaba como la que habían visto antes.

"¡Mirá, Tomás! ¡Nuestro deseo se ha hecho realidad!" - exclamó Sofía.

"Esto es solo el comienzo, Sofía. Ahora debemos seguir ayudando a nuestro pueblo" - respondió Tomás con una sonrisa.

Y así fue como la leyenda de la Flor de Lluvia no solo se cumplió, sino que también unió más a la comunidad, recordándoles a todos que el verdadero poder de un deseo reside en la bondad y la generosidad.

Y cada vez que llueve en Arcoiris, los niños miran al cielo y esperan que aparezcan nuevas flores, dispuestos a seguir ayudando a quienes los rodean.

FIN.

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