La Leyenda del Riachuelo Susurrante



En un caluroso verano en el barrio La Paternal, cuatro amigos inseparables, Vika, Jaz, Lucas y Tomi, decidieron explorar un lugar misterioso que habían escuchado en sus charlas de barrio. Se trataba de un viejo riachuelo que, según se decía, susurraba secretos oscuros a aquellos que se atrevían a acercarse por la noche.

Una tarde, mientras paseaban por la plaza, Jaz fue la primera en proponer la idea de visitar el riachuelo.

"¡Chicos! ¿Se animan a ir al riachuelo? Dicen que se escuchan voces, ¡podría ser una aventura!" - dijo Jaz con brillo en los ojos.

"Me da miedo, ¿y si hay fantasmas?" - respondió Tomi temblando un poco.

"¿Fantasma? Por favor, es solo un mito. Además, somos cuatro, no hay nada de qué temer" - agregó Lucas, tratando de animar a sus amigos.

Vika, siempre entusiasta, asintió con la cabeza.

"¡Vamos! Sería genial!" - exclamó, mientras sus amigos la miraban con una mezcla de miedo y emoción.

Cuando llegó la noche, los cuatro amigos armados con linternas, decidieron adentrarse en el sendero que conducía al riachuelo. El aire fresco de la noche y el crujir de las hojas creaban un ambiente perfecto para una buena historia de terror.

"¿Escucharon eso?" - preguntó Jaz, al escuchar un susurro que parecía venir del riachuelo. Todos se quedaron en silencio, escuchando. En efecto, el agua murmullaba, y a pesar de que era solo el sonido del riachuelo, su eco parecía tener palabras.

"Son solo las corrientes" - dijo Lucas, aunque su voz temblaba un poco.

Al acercarse más, notaron que había una luz tenue en la otra orilla del riachuelo.

"¿Qué será eso?" - se preguntó Vika, intrigada.

Entonces, de repente, la luz se apagó, y el susurro se volvió más fuerte, llenando el aire.

"¡Esto es raro!" - exclamó Tomi, preparándose para retroceder.

Pero antes de que pudieran moverse, una figura apareció ante ellos. Era una especie de sombra con forma humana, parpadeando con la luz del riachuelo.

"¿Quiénes son ustedes?" - preguntó la figura de forma misteriosa.

Los cuatro amigos se miraron, sin saber qué responder.

"Nosotros... somos solo amigos exploradores" - dijo Vika, tratando de sonar valiente.

La figura sonrió, y con una voz suave dijo:

"He estado aquí durante mucho tiempo, y pocos vienen a escuchar mis historias. Si me cuentan sus secretos, yo les contaré los míos. Pero cuenten la verdad."

Los amigos, nerviosos pero emocionados, se sentaron en la orilla del riachuelo. Uno a uno empezaron a compartir sus sueños, miedos y secretos.

"Yo quiero ser artista, pero a veces no tengo confianza en mí mismo..." - confesó Jaz.

"A mí me asusta que mis amigos se alejen, me encanta que estemos juntos" - dijo Tomi con sinceridad.

La sombra escuchó atentamente y luego les reveló su secreto:

"Cada vez que alguien comparte sus verdades con el agua, el riachuelo se vuelve más fuerte y limpio. Ustedes están ayudando a mantener este lugar vivo. Pero no solo el riachuelo necesita escuchar. Siempre que se cuenten sus verdades, el vínculo entre ustedes se hará más fuerte".

Con cada confesión, el susurro del riachuelo se intensificó, esta vez sonando como si celebrara la conexión de sus historias. Cuando terminaron, la sombra sonrió y dijo:

"Gracias por sus palabras. Recuerden siempre que la verdad los unirá, y no hay misterios en los que no puedan aventurarse juntos".

Dicho esto, la figura comenzó a desvanecerse poco a poco, y el aire se volvió más ligero.

"¡No puedo creer que hayamos visto a un espíritu! Este fue un encuentro increíble" - dijo Lucas, todavía asombrado.

"Y lo mejor fue que compartimos nuestros secretos, eso nos hace más fuertes" - reflexionó Vika.

Esa noche, los cuatro amigos regresaron a casa, no solo con una experiencia aterradora, sino con un lazo más fuerte. La leyenda del riachuelo susurrante se fue convirtiendo en parte de su propia historia, recordándoles la importancia de la honestidad y la amistad. Desde entonces, cada vez que sentían un miedo o inseguridad, lo compartían, sabiendo que así fortalecían su amistad y ayudaban a su riachuelo a seguir susurrando.

Y así, en una noche especial en La Paternal, aquellos cuatro amigos aprendieron que incluso en los lugares más oscuros, la verdad y la amistad iluminan el camino.

FIN.

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