La Leyenda del Viejo Atrevido



Era una tarde de otoño en el tranquilo barrio de La esperanza, donde cuatro amigos inseparables, Vika, Tomi, Jaz y Lucas, se reunían cada día después de la escuela. Compartían risas, juegos y sueños. Sin embargo, había una historia que siempre circulaba entre los chicos: la leyenda del viejo atrevido que habitaba en el viejo faro en las afueras del pueblo. Se decía que aparecía solo en noches de luna llena, y que sus ojos brillaban como dos faros en la oscuridad.

Un día, impulsados por la curiosidad y la adrenalina de la infancia, decidieron que eran lo suficientemente valientes para desafiar la leyenda.

-Vika dijo mientras miraba la dirección del faro, "¿Qué tal si vamos al faro esta noche? Nunca hemos visto al viejo atrevido, podría ser divertido."

-Tomi, con un brillo de emoción en los ojos, respondió, "¡Sí! Todos hablan de él, y seguro que no es tan aterrador como dicen."

Pero Jaz, siempre un poco más cautelosa, puso una mano en el hombro de Tomi y dijo: "Chicos, ¿y si realmente es peligroso? ¿Y si no volvemos?"

Lucas, el más aventurero del grupo, sonrió y dijo: "No se preocupen, ¡solo será una gran aventura! Solo debemos mantenernos juntos, y nada malo nos pasará."

Esa noche, armados con linternas y valentía, los cuatro amigos se adentraron en el bosque hacia el faro. Mientras caminaban, los árboles parecían susurrarles secretos, y el viento les enviaba escalofríos por la espalda.

-Jaz dijo, mientras miraba hacia atrás, “Siento que alguien nos está mirando…”

-Vika, tratando de calmarla, contestó: “No seas miedosa, Jaz. Solo son ruidos del bosque.”

Finalmente, llegaron al faro. Era una estructura vieja, llena de telarañas y sombras. La luna brillaba intensamente, iluminando la escena aterradora. En la puerta, encontraron un viejo barril con una nota pegada. La nota decía: “No tengas miedo. La valentía es el primer paso hacia lo desconocido.”

-Pero, al abrir la puerta, una figura apareció como un destello: era un anciano con una risa profunda y contagiosa.

"¿Quiénes son ustedes, intrépidos aventureros?" preguntó el viejo, guiñando un ojo.

-Vika, sorprendida, respondió, “¿Eres tú el viejo atrevido? ”

-El anciano sonrió. "Soy conocido por muchos nombres, pero no soy un monstruo, chicos. Soy un contador de historias, y he estado esperando que alguien venga a escucharme."

Los amigos se miraron entre ellos, sorprendidos y aliviados. Se dieron cuenta de que su valentía había sido recompensada.

Lucas dijo: “Queremos escucharte. Cuéntanos una historia.”

Y así fue como el viejo empezó a relatar viejas leyendas del barrio: historias de amistad, valentía y amor. Les habló de momentos en los que la gente superó sus miedos y ayudó a otros.

Tras varias horas de risas y relatos, Vika, Tomi, Jaz y Lucas se sintieron inspirados.

-Tomi sonrió mientras decía, “Nunca imaginé que desafiar nuestra valentía nos traería tanta alegría.”

-Jaz agregó: “Sí, el miedo a veces puede ser solo una puerta hacia nuevas experiencias.”

Cuando se despidieron del viejo atrevido, no solo se llevaron historias, sino también la lección de que la verdadera valentía no está en no sentir miedo, sino en enfrentarlo.

Desde ese día, cada vez que alguien hablaba del viejo atrevido del faro, los amigos sonreían, ya que sabían que detrás de la leyenda había un corazón lleno de historias y lecciones. Y así, regresaron a su hogar, fortalecidos no solo como amigos, sino también como valientes narradores de su propia historia.

FIN.

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