La libertad de Atima Imaoma




Había una vez en un lejano pueblo de la selva africana, una niña llamada Atima Imaoma. Ella era una esclava que trabajaba sin descanso para un cruel señor que la tenía prisionera.

A pesar de su situación, Atima soñaba con ser libre y vivir sin miedo. Un día, mientras recogía leña en el bosque, conoció a un misterioso anciano que le tendió una mano amiga. "¿Por qué estás triste, pequeña?" preguntó el anciano.

"Soy una esclava y sueño con ser libre", respondió Atima con tristeza. El anciano sonrió con ternura y le dijo: "Siempre hay esperanza, solo debes buscarla dentro de ti". Inspirada por las palabras del anciano, Atima decidió no rendirse.

Durante las noches, aprendía a leer y a escribir en secreto, y compartía sus conocimientos con otros esclavos. Juntos, planeaban su libertad. Un día, un grupo de rebeldes liderados por el anciano llegó al pueblo y ayudaron a los esclavos a escapar.

La noticia de su valentía se extendió por la selva, y muchos se unieron a su causa. Finalmente, lograron enfrentar al cruel señor y liberar a todos los esclavos.

Atima Imaoma se convirtió en un símbolo de esperanza y valentía para su pueblo, demostrando que con determinación y apoyo mutuo, se puede alcanzar la libertad.

FIN.

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