La Liebre y la Tortuga unidas por la Naturaleza


Había una vez, en un bosque encantado, una liebre muy veloz y una tortuga muy sabia. La Copa Defensora del Medio Ambiente se acercaba y ambas querían ganarla.

La liebre estaba segura de que su velocidad le daría la victoria fácilmente, mientras que la tortuga sabía que su perseverancia y astucia eran las claves para ganar cualquier carrera. Un día, decidieron hacer una carrera por el bosque para entrenarse antes del gran evento.

Al principio, la liebre tomó la delantera rápidamente, dejando a la tortuga atrás. Pero después de un rato corriendo sin parar, llegaron al primer obstáculo: un río lleno de basura. La liebre intentó saltarlo pero tropezó con un plástico y cayó al agua sucia.

La tortuga sacó su caparazón y flotó sobre el río hasta llegar al otro lado. "¡Qué bien lo hiciste Tortuguita! ¡Eres más astuta que yo!"- dijo la liebre impresionada.

Continuaron corriendo hasta llegar al segundo obstáculo: un camino lleno de ramas caídas. La liebre intentaba saltarlas pero no podía esquivarlas todas. En cambio, la tortuga caminaba cuidadosamente entre ellas sin problema alguno. "Tienes razón Tortuguita, a veces hay que ser precavidos"- admitió humildemente la liebre.

Llegaron al tercer obstáculo: una colina empinada llena de rocas resbaladizas. La liebre subió rápidamente pero luego bajó rodando hacia abajo. En cambio, la tortuga subió lentamente pero con determinación y llegó a la cima sin problemas.

"¡Eres muy perseverante Tortuguita! ¡Te admiro!"- dijo la liebre emocionada. Continuaron corriendo hasta llegar al cuarto obstáculo: un campo lleno de flores venenosas. La liebre intentaba saltarlas pero no podía evitar tocarlas.

La tortuga caminaba cuidadosamente entre ellas, evitando cualquier contacto peligroso. "Tienes razón Tortuguita, hay que tener cuidado con lo que tocamos"- reconoció la liebre aprendiendo una nueva lección. Llegaron al quinto y último obstáculo: una cueva oscura y estrecha.

La liebre intentó entrar rápidamente pero se golpeó con las paredes varias veces antes de salir frustrada. La tortuga entró lentamente pero encontró el camino correcto gracias a su astucia e inteligencia.

"¡Tienes mucha inteligencia Tortuguita! ¡Admiro tu sabiduría!"- exclamó la liebre impresionada por última vez. Finalmente, llegaron a la meta juntas y se dieron cuenta de que habían aprendido mucho el uno del otro.

A partir de ese día, trabajaron juntas para proteger el medio ambiente del bosque encantado y ganar juntas la Copa Defensora del Medio Ambiente en equipo. La lección que ambas aprendieron es que todos tenemos habilidades diferentes y podemos aprender mucho unos de otros si trabajamos juntos como equipo para lograr nuestros objetivos comunes.

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