La Linterna Mágica de Yoan
Había una vez un niño llamado Yoan que vivía en un pequeño pueblo al pie de las montañas. Aunque era un niño muy valiente durante el día, tenía un gran miedo a la oscuridad por la noche.
Cada noche, cuando sus padres apagaban las luces y se iban a dormir, Yoan se quedaba paralizado en su cama, temblando de miedo.
Veía sombras extrañas en su habitación y escuchaba ruidos misteriosos que le hacían pensar que algo malo iba a pasar. Un día, mientras caminaba por el bosque cercano con su amigo Lucas, Yoan le confesó su miedo a la oscuridad.
Lucas lo miró con comprensión y dijo: "Yo también tenía mucho miedo antes, pero descubrí algo que me ayudó mucho". Intrigado, Yoan preguntó: "¿Qué es? Dime, por favor". Lucas sonrió y respondió: "Es una linterna especial que ilumina la oscuridad y ahuyenta los monstruos imaginarios".
Yoan estaba emocionado por esta idea y le pidió a Lucas que le mostrara esa linterna especial. Juntos fueron hasta la casa de Lucas y él sacó una pequeña linterna del cajón de su escritorio. "Esta es mi linterna mágica", dijo Lucas mientras encendía la luz.
El haz de luz iluminaba todo lo que tocaba e hizo sentir seguro a Yoan al instante. Esa noche, cuando llegó la hora de irse a dormir, Yoan tomó prestada la linterna mágica de Lucas.
Con cada paso hacia su habitación, sentía cómo su miedo se desvanecía lentamente. Cuando llegó a su cuarto, Yoan encendió la linterna y comenzó a explorar cada rincón de su habitación.
Descubrió que las sombras extrañas eran solo objetos cotidianos y que los ruidos misteriosos provenían de ramas golpeando la ventana. Con cada descubrimiento, el miedo de Yoan se iba transformando en curiosidad y valentía. Se dio cuenta de que no había nada por lo que tener miedo, solo cosas que no entendía completamente.
A medida que pasaban las noches, Yoan ya no necesitaba encender la linterna para sentirse seguro. Había aprendido a enfrentar sus miedos y a comprender que la oscuridad era solo una parte normal de la vida nocturna.
Un día, mientras jugaba al escondite con Lucas en el bosque cercano, Yoan vio algo brillante entre los árboles. Se acercó corriendo y encontró un pequeño farol abandonado.
Tomó el farol en sus manos y pensó: "Ahora puedo ayudar a otros niños con miedo a la oscuridad". Desde ese día, Yoan se convirtió en el guardián del farol y visitaba a los niños del pueblo para contarles historias sobre cómo superar sus temores nocturnos.
El farol se convirtió en un símbolo de esperanza para todos los niños asustados por la oscuridad. Gracias al valor y determinación de Yoan, muchos aprendieron a enfrentar sus temores y disfrutar de las noches tranquilas sin preocupaciones.
Y así fue como Yoan dejó atrás su miedo a la oscuridad y se convirtió en un héroe para todos los niños del pueblo. Aprendió que, con valentía y comprensión, cualquier miedo puede ser superado y convertirse en una oportunidad para crecer.
FIN.