La llama y la pastorcita en el altiplano
En un pequeño pueblo de la región andina vivía una pastorcita llamada Lola, quien cuidaba con esmero a su rebaño de ovejas. Un día, mientras Lola pastoreaba, se encontró con una simpática llama llamada Lolo.
- Hola, soy Lola, ¿y tú quién eres? - preguntó la pastorcita con curiosidad. - ¡Hola, yo soy Lolo! ¿Quieres ser mi amiga? - respondió la llama emocionada. Desde ese día, Lola y Lolo se convirtieron en inseparables amigos.
Juntos recorrían los hermosos paisajes del altiplano, explorando montañas, lagunas y valles. Un día, mientras paseaban, se toparon con una dificultad inesperada. Una fuerte tormenta de nieve los sorprendió, y tanto la llama como la pastorcita se encontraron en peligro.
Con valentía y astucia, lograron construir un refugio para protegerse del frío y del viento. Trabajaron juntos, cuidándose mutuamente, hasta que la tormenta pasó.
A partir de ese día, Lola y Lolo comprendieron que la amistad y la colaboración son fundamentales para sobrellevar los desafíos de la vida. A medida que el tiempo pasaba, su amistad crecía y se fortalecía, convirtiéndolos en un equipo imparable. Juntos aprendieron a superar obstáculos, a disfrutar de las pequeñas cosas y a valorar la importancia de la solidaridad.
Al final, se dieron cuenta de que, aunque eran diferentes, su amistad los hacía únicos y especiales. Y así, Lola y Lolo continuaron su travesía, enfrentando juntos todos los desafíos que la vida les deparaba en el mágico altiplano andino.
FIN.