La llave del baúl perdido



Era un día soleado en la ciudad de Buenos Aires y los hermanos Juan y Sofía se encontraban aburridos en casa.

De repente, su mamá llegó emocionada anunciando: "¡Hijitos! ¡Tengo una sorpresa para ustedes! ¡Vamos a pasar unos días de vacaciones en el campo!". - ¿En serio, mamá? ¡Qué genial! - exclamó Juan emocionado. - Sí, sí, sí. ¿Y qué vamos a hacer allí? - preguntó Sofía curiosa.

- Bueno, hay muchas cosas que hacer en el campo. Podemos andar a caballo, jugar al aire libre y disfrutar del contacto con la naturaleza - respondió su mamá sonriendo. Los niños estaban tan felices que no podían dejar de saltar y gritar de emoción.

Al día siguiente partieron hacia el campo en auto junto con su mamá y papá.

Cuando llegaron al lugar donde se hospedarían por unos días, quedaron encantados con la belleza del paisaje: verdes campos llenos de flores silvestres y árboles frondosos rodeados por montañas imponentes. Después de instalarse en su cabaña acogedora, los niños salieron corriendo a explorar los alrededores mientras sus padres preparaban un almuerzo campestre.

Mientras jugaban cerca del río que pasaba por allí, Juan vio algo brillante entre las piedras:- ¡Sofía! Ven aquí rápido. Mira lo que encontré - dijo Juan señalando hacia el objeto brillante entre las rocas. Era una pequeña llave dorada muy antigua. Los niños se preguntaron qué podría abrir.

Decidieron guardarla en su bolsillo y seguir jugando. Al día siguiente, después del desayuno, los padres de Juan y Sofía les propusieron ir a pescar al río.

Los niños aceptaron con entusiasmo y se dirigieron hacia allí con sus cañas de pescar. Mientras esperaban que algún pez picara el anzuelo, Juan recordó la llave dorada que había encontrado el día anterior:- Mamá, papá, encontré una llave ayer cerca del río. ¿Saben a qué podría pertenecer? - Mmm...

no lo sé hijito. Pero podríamos preguntarle al dueño de la propiedad si sabe algo - respondió su mamá pensativa. Después de varias horas sin éxito en la pesca, decidieron regresar a la cabaña para almorzar.

En el camino, se toparon con un anciano sentado bajo un árbol leyendo un libro. - Hola señor - saludó Juan tímidamente -, disculpe ¿usted sabe a quién podría pertenecer esta llave? La encontré cerca del río ayer.

El anciano tomó la llave entre sus manos y dijo sonriendo:- ¡Ah! Esta es una llave muy especial. Pertenece a mi viejo baúl de recuerdos que me dejó mi abuelo hace muchos años atrás.

Hace tiempo perdí esta llave y nunca más pude abrirlo para ver los tesoros que contiene. Los niños estaban emocionados por haber encontrado algo tan valioso para el anciano y ofrecieron ayudarlo a buscar el baúl por toda la propiedad hasta encontrarlo debajo de un árbol.

El anciano abrió el baúl y sacó varios objetos antiguos como fotografías, cartas y objetos personales que le traían muchos recuerdos de su infancia. Estaba muy agradecido con los niños por haberle ayudado a encontrar la llave perdida.

De regreso en la cabaña, Juan y Sofía se sintieron muy contentos por haber hecho una buena acción. Se dieron cuenta de que a veces las cosas más pequeñas pueden tener un gran valor sentimental para otras personas.

Además, aprendieron mucho sobre la importancia de ayudar a los demás sin esperar nada a cambio. Así fue como pasaron unos días inolvidables en el campo, llenos de aventuras y descubrimientos emocionantes mientras aprendían importantes lecciones de vida.

FIN.

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