La llave dorada



Había una vez una niña llamada Micaela que siempre había soñado con viajar a Egipto para ver las impresionantes pirámides y aprender todo sobre la antigua civilización egipcia.

Un día, sus padres decidieron hacer realidad su sueño y la llevaron de vacaciones a ese país maravilloso. Al llegar allí, Micaela estaba tan emocionada que no podía esperar para explorar todo lo que tenía por delante.

Visitó muchos lugares interesantes como el Templo de Karnak y el Valle de los Reyes, pero lo que más le llamaba la atención eran las enormes pirámides en Giza. Un día, mientras se encontraba admirando la Pirámide de Keops, Micaela notó algo extraño en uno de los bloques de piedra.

Al acercarse un poco más, descubrió un pequeño orificio en donde cabía perfectamente su mano. Sin pensarlo dos veces, metió su brazo dentro del agujero y sintió algo frío tocar sus dedos.

De repente, se abrió una puerta secreta detrás de ella y sin darse cuenta cayó al interior de la pirámide. Cuando se levantó del suelo polvoriento, se dio cuenta que estaba en una habitación misteriosa llena de tesoros antiguos.

En ese momento apareció Cleopatra vestida con su atuendo real: "¡Bienvenida a mi palacio secreto!", dijo sonriendo "Soy Cleopatra VII Filopator reina del Antiguo Egipto". Micaela no podía creer lo que veían sus ojos; estaba cara a cara con una reina egipcia legendaria.

Cleopatra le explicó que ella había sido elegida para un juego muy especial: encontrar la llave dorada que abriría la puerta secreta hacia el tesoro más valioso de todos los tiempos. Micaela aceptó el desafío y comenzó a buscar por toda la habitación.

Buscó debajo de las estatuas, detrás de los cofres y en cada rincón, pero no encontraba nada. Justo cuando estaba a punto de rendirse, notó algo extraño en uno de los cuadros del muro.

Al tocarlo con su mano, se abrió otra puerta secreta que llevaba a una sala aún más grande llena de tesoros antiguos. Allí estaba la llave dorada esperándola y Micaela la tomó rápidamente antes que alguien más pudiera hacerlo.

Cleopatra apareció en ese momento con una sonrisa radiante: "¡Felicidades! Has encontrado la llave dorada", dijo emocionada "Eres una verdadera exploradora egipcia". Micaela se sintió muy feliz al recibir elogios tan grandes por parte de una reina legendaria como Cleopatra.

Y así, gracias a su ingenio y perseverancia logró cumplir su sueño de conocer Egipto y además tener una aventura inolvidable junto a Cleopatra.

Desde ese entonces, siempre recordaría esa experiencia como un recuerdo imborrable e inspirador para seguir explorando el mundo lleno de misterios y tesoros ocultos por descubrir.

FIN.

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