La llave dorada del castillo encantado



Había una vez una niña llamada Sofía que amaba los cuentos de hadas y las historias de princesas y caballeros.

Un día, mientras caminaba por el patio de su escuela, vio un árbol antiguo con raíces retorcidas que se extendían hacia la tierra. Se acercó al árbol y lo tocó suavemente. De repente, algo brillante capturó su atención. "- ¿Qué es eso?", preguntó Sofía mientras se inclinaba para ver más cerca.

Era una llave dorada con un hermoso diseño tallado en ella. "- ¡Guau! Esta llave debe ser muy importante", pensó Sofía emocionada. Sofía sabía que esta llave tenía que abrir algo especial, pero no sabía qué era.

Decidió comenzar a buscar en la escuela algún lugar donde pudiera usar la llave. Caminó por los pasillos mirando cada puerta cerrada hasta llegar a uno que nunca había visto antes. La puerta estaba oculta detrás de un armario viejo lleno de polvo y telarañas.

Con cuidado movió el armario hacia un lado y allí estaba: una pequeña puerta verde con un agujero para insertar la llave. Sin pensarlo dos veces, Sofía insertó la llave en el agujero y giró lentamente.

La puerta se abrió lentamente, revelando una escalera empinada hacia abajo. Sofía bajó las escaleras con expectación creciente hasta llegar a lo que parecía ser un túnel oscuro e interminable.

Pero seguía adelante con determinación porque estaba segura de lo que quería encontrar: ¡un castillo escondido! Después de caminar durante un rato, vio una luz en la distancia. Se aceleró el paso y llegó a una sala grande con paredes de piedra y antorchas encendidas.

En el centro había una mesa larga con varios libros abiertos. Sofía se acercó a los libros y comenzó a hojearlos. Cada uno estaba lleno de historias mágicas sobre princesas y caballeros, dragones y hechiceros. "- ¡Esto es increíble!", exclamó Sofía.

De repente, escuchó un ruido detrás de ella. Se dio vuelta rápidamente para ver quién era, pero no pudo encontrar nada excepto un pequeño ratón corriendo detrás del estante.

"- ¿Un ratón? Esto no puede ser todo lo que hay aquí", pensó Sofía mientras miraba alrededor buscando más pistas. Fue entonces cuando notó un libro diferente en la mesa. Parecía más antiguo que los otros, con páginas amarillentas y cubierta desgastada que decía "El Castillo Encantado".

Sofía abrió el libro con cuidado para descubrir que las páginas estaban vacías excepto por una sola línea escrita en letra cursiva: "Para encontrar el castillo encantado, sigue tus sueños".

Sofía se quedó inmóvil por un momento mientras reflexionaba sobre lo que esto significaba realmente. Finalmente entendió que su búsqueda no era solo física sino también interna; tenía que seguir sus sueños si quería encontrar lo que estaba buscando.

Con esa nueva comprensión, Sofía volvió a subir las escaleras y salió de la escuela con una sonrisa en su rostro. Sabía que si seguía sus sueños, encontraría el castillo encantado algún día.

FIN.

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